Es curioso que una actividad tan aparentemente simple y “aburrida” desde un punto de vista racional como explotar burbujas en un plástico de embalar pueda resultar en cambio tan extrañamente adictiva. No es el único ejemplo: quebrar superficies heladas o juegos comoCookie Clicker tienen mecanismos parecidos ¿Por qué ocurre?
La realidad es que la ciencia todavía no se ha puesto 100% de acuerdo pero hay algunas pistas que permiten hacerse una idea relativamente acertada acerca de por qué sucede. Para empezar, no hay una única causa, sino un buen conjunto de ellas, y la realidad es que los mismos principios que lo hacen tan adictivo están presentes en otros momentos de nuestra vida diaria y son mucho más comunes de lo que pensamos.
El principio de inmediatez indica que la sensación de recompensa por parte del cerebro es mayor cuanto más inmediata es la respuesta. Cuando quebramos la superficie de un charco helado o explotamos una burbuja el tiempo de espera desde que realizamos la acción hasta que recibimos el estímulo prácticamente no existe, es inmediato.
Y por último, también influye la relación entre la acción y la recompensa. La energía, tiempo e inversión que requiere hacer estallar una sola burbuja es mínima. Es el mismo mecanismo que impulsa algunas personas a estallar los granos del acné (incluso aunque lo encuentren asqueroso), una simple acción tiene una explosión como consecuencia.
2015-05-07