El locutor y coach de vida Kike Correa aseguró que su regreso a Venezuela obedeció a la necesidad de reconectar con sus orígenes e impulsar su carrera desde las diferentes plataformas tecnológicas.
Bautizado como Carlos Enrique Correa Lares, el joven de 35 años de edad es un deportista extremo, locutor y emprendedor. En entrevista con la periodista Shirley Varnagy, en Unión Radio, compartió la experiencia que obtuvo como migrante en Estados Unidos, México y Australia.
“Veo muy poco a mi papá”
El atractivo modelo sabe perfectamente cómo es el medio artístico porque nació, prácticamente, en él. Hijo de la locutora y exmiss Raquel Lares y del periodista y animador Gilberto Correa, agradece el trabajo de sus padres, pero aclara que su carrera la forjó solo producto del esfuerzo y experiencia en los países donde residió.
Consultado sobre cómo marcha la relación con su padre, respondió, tajantemente, que tienen poca comunicación y lo atribuyó a la decisión de proteger su energía.
“Lo veo muy poco, si te soy honesto, pero él tiene mi teléfono (…) No nos llevamos mucho, él está en su onda, yo creo que el tema de conectar juntos lo intentamos por mucho tiempo, hubo un punto de quiebre en un problema legal hace mucho tiempo y decidí separarme un poco de la novela de lo que era su vida. Yo sé blindar muy bien mi energía y eso lo aprendí estando afuera. Fue decisión mía decir hasta qué punto puedo tolerar y qué es lo que quiero de una figura entre comillas paterna, porque también tuve padre por otro lado”, sentenció.
Relató cuál fue su rol luego de que su padre fuera diagnosticado con mal de Parkinson y cómo se integró la familia para cuidarlo. “Yo estuve presente en su vida cuidándolo desde afuera, mi hermana mucho más que yo. Creo que uno tiene que prepararse para la guerra en tiempos de paz y yo creo que a mi papá le costó entender eso un poco, vivió una vida muy dichosa, muy abundante. Muchas cosas y lamentablemente le pasó un poco de factura en su edad mayor”
Actualmente, un equipo acompaña al otrora conductor de Sábado Sensacional. “Yo entendí que hay que arroparlo, hay que apoyarlo en lo que se pueda, pero ya el tiempo pasó y él ya está envuelto con la gente que lo cuida, la responsabilidad se dividió entre muchas personas y eso me alivió”, respondió.
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