EFE
Terror postapocalíptico, nieve y un odio extremo entre los dos últimos hombres sobre la faz de la Tierra son los ingredientes de "Welcome to Harmony", la nueva entrega de género ‘made in Spain’ que Miguel Angel Vivas rueda estos días en Budapest, con Matthew Fox ("Perdidos") encabezando el reparto.
En un plató de 2.500 metros cuadrados cubierto de nieve artificial y con dos cabañas enfrentadas en medio de un paisaje desolado, Vivas da instrucciones a Jeffrey Donovan, coprotagonista, para rodar una escena de pelea con un monstruo infectado, listo por fin después de más de seis horas de maquillaje.
Mathew Fox deambula por el estudio caracterizado como Patrick, un hombre que lleva años sin mirarse a un espejo, con ojeras, barba frondosa y melena descuidada, y que él mismo califica como "perdido". Después de seis años en la serie "Lost" y tres largometrajes, dos como protagonista, el actor de Pennsylvania se ha atrevido con su primera experiencia europea.
El hecho de que se trate de un director español poco conocido no parece haberle supuesto ningún problema, al contrario. "Miguel es un visionario, tiene toda la película en su cabeza, tengo completa fe completa en él", afirma a un grupo de periodistas que visitan el rodaje.
"¿Riesgo? En todo caso puede haber más riesgo en Hollywood", prosigue, "porque cuando sobra tiempo y dinero es más difícil lograr transmitir la desesperación en pantalla, y para películas como ésta es necesaria esa sensación de inmediatez e intensidad".
"Welcome to Harmony" está basada en la novela "Y pese a todo", de Juan de Dios Garduño. Cuando Vivas la leyó pensó en "Infierno en el Pacífico", de John Boorman, una de sus películas favoritas de pequeño, y vio la posibilidad de rendirle un homenaje.
Otro referente que sale en la conversación es "No es país para viejos", una película sin música y con el viento casi como única banda sonora. "Me gusta ese tono pausado, crepuscular, casi de última aventura. En esta película el mundo se ha parado, ya no hay seres humanos, la naturaleza ha ganado", señala.
Con su anterior largometraje, "Secuestrados", el director sevillano, formado en la ECAM, logró muy buena acogida en el mercado internacional. Vivas recuerda su sorpresa cuando colgó el cartel de ‘no hay entradas’ en el Fantastic Fest de Austin (Texas), donde se llevó el premio a la mejor película y mejor director.
"Pregunté y me dijeron: ‘Hombre, es española y es de género, eso aquí es sello de garantía". Una reputación, explica, a la que han contribuido nombres como Paco Plaza, Jaume Balagueró, Juan Carlos Fresnadillo o, por supuesto, J.A. Bayona.
Con todas esas referencias, la productora gallega Vaca Films -que también apostó por Vivas con "Secuestrados"- se ha lanzado esta vez a un proyecto más ambicioso, con un presupuesto de unos 4,5 millones de euros, coproducido con Ombra Films, de Jaume Collet Serra, y con la participación de Sony en la financiación y distribución internacional.
La elección de Budapest como destino del rodaje no fue la primera. Antes se barajaron Noruega -demasiado cara-, Canadá -se pasaron las fechas de nieve-, los Andes -demasiada nieve- y la Ciudad de la Luz, en Alicante, que no daba garantías suficientes.
"La que hemos montado, la que hemos montado", no deja de comentar Vivas en el plató, con el pelo, la ropa y los zapatos manchados de nieve falsa. Acaban de retomar el rodaje después de un parón de cinco días a causa de un virus que lo dejó KO, y estarán aquí hasta finales de marzo.
Un último dato curioso: las ópticas Panavisión que se están usando en el rodaje son las mismas que utilizó Steven Spielberg en "Tiburón".