El gobierno de Afganistán se propone destruir este año 15.000 hectáreas de plantaciones de amapola, en un nuevo intento de controlar el tráfico de heroína que sirve de soporte a una violencia y corrupción endémicos, informó una fuente del ministerio de Acción contra los Narcóticos.
Los campos de amapolas serán destruidos con tractores y posteriormente serán tratados por equipos especializados, especialmente en las provincias de Kandahar, Helmand, Farah y Nimroz.
"Nuestro plan es destruir 15.000 hectáreas de campos de amapolas este año", dijo Saamer. "El año pasado fueron destruidas exitosamente 10.000 hectáreas", añadió.
El objetivo es 50% mayor que el de 2012, pero en lo que va de este año 24 agentes de policía y siete soldados resultaron muertos en las campañas de erradicación, de acuerdo con el vocero del ministerio, Abdul Qayum Saamer.
En su mayoría esos agentes y soldados perecieron al pisar minas colocadas por insurgentes.
"Este año murieron 24 policías, siete soldados del ejército y 73 insurgentes durante las operaciones de erradicación. El enemigo usa minas antipersonales y hasta francotiradores contra nuestro personal", dijo el portavoz presidencial.
Afganistán produce aproximadamente el 90% del opio en todo el mundo, y según fuentes de la ONU el año pasado la producción aumentó un 18%.
Los agricultores que plantan amapolas pagan una "tasa" a los talibanes, que utilizan esos recursos para financiar su guerra contra el gobierno y las fuerzas de la OTAN, de acuerdo con la ONU.
Las plantaciones de amapola también representan un elemento fundamental en la corrupción que permea todos los niveles del gobierno./AFP