El escritor y polifacético artista californiano Barnaby Conrad (1922-2013) falleció esta semana a los 90 años de edad en su casa de Santa Bárbara, después de una vida de pasión por el toreo que marcó toda su carrera, según recoge hoy el diario Los Ángeles Times.
"Barny", como lo conocían sus amigos, convirtió en "best-seller" en Estados Unidos su novela "Matador", basada en la vida y muerte del famoso torero "Manolete", al tiempo que ha sido uno de los grandes divulgadores de la tauromaquia en el país norteamericano.
Con una vida digna en sí misma de una novela, Conrad inició su pasión por la lidia con 19 años en Ciudad de México, donde saltó al ruedo para dar unos pases como espontáneo en una corrida del español Félix Guzmán, con quien entabló amistad y que falleció en esa misma ciudad de una cornada antes de entrar a matar y que no se dejó curar hasta terminar la faena, lo que resultó fatal.
Esa misma temeridad guió en su juventud a Conrad, que compartió cartel hasta 40 veces con los grandes toreros de su época y que le llevaron a adoptar en España el sobrenombre de "El Niño de California".
Su afición por el toreo no le impidió escribir hasta 30 libros, una gran parte de ellos sobre los toros; trabajar de pianista, anfitrión de los grandes de Hollywood y exponer sus pinturas en las grandes galerías de Estados Unidos, así como codearse con novelistas de renombre como Truman Capote o Sinclair Lewis.
En los años 40, tras graduarse en la Universidad de Yale, Conrad fue vicecónsul de Estados Unidos en Málaga, Sevilla y Barcelona, lo que le permitió seguir cultivándose como experto en tauromaquia y tomar la alternativa de la mano de Juan Belmonte, quien le abanderó como "El Niño de California".
Mientras tanto, escribió sobre el toreo para publicaciones estadounidense y finalizó dos de sus grandes novelas basadas en el arte de la lidia: "The Innocent Villa" (1948) y "Matador" (1952), a las que se sumaron otras como "Gates of Fear" (1957) o "The Death of Manolete" (1958).
Conrad, que sufrió varias cornadas de gravedad, destacó más como novelista que como torero y publicó en 1969 sus memorias de los años en el ruedo con "Fun While It Lasted".
Conrad también fue pianista de hotel en Lima (Perú) y fundador del mítico club nocturno "El Matador" en San Francisco, en el que en los años 50 se congregaban políticos y la flor y nata de Hollywood.
Conrad se casó dos veces y deja dos hijos, dos hijas y ocho nietos. /EFE
(MM)