El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, condenó el ataque del lunes en la localidad de Cilvegozu, en la frontera entre Turquía y Siria, en el que murieron al menos una decena de personas.
"El secretario general condena enérgicamente el ataque en el cruce fronterizo de Cilvegozu (…) y recuerda que la violencia contra la población civil es inaceptable", afirmó la oficina del portavoz de la ONU en un comunicado.
Ban dijo que mientras continúa el baño de sangre en Siria, la amenaza a la paz y la seguridad en la región sigue "en aumento", y reiteró su "profunda preocupación" por una propagación de la crisis siria a los países vecinos.
El secretario general, que trasladó sus condolencias a los familiares de las víctimas, llamó a las partes a abstenerse de seguir haciendo uso de la violencia, a mostrar "contención" y a avanzar hacia una solución "pacífica".
El Gobierno turco, a través del ministro del Interior, Muammer Güler, confirmó que la explosión de un coche la víspera en la frontera sirio-turca, que se cobró la vida de 14 personas, se debió a un atentado terrorista.
El ministro precisó que el coche era un automóvil gris, no una furgoneta, como se había asegurado previamente, y que explotó tras llegar desde Siria y estar aparcado durante 23 minutos en una zona situada entre la frontera siria y el puesto de control turco.
La deflagración causó 14 muertos, diez sirios y cuatro turcos, y destruyó una veintena de vehículos, según el ministro, que añadió que todavía hay una decena larga de heridos ingresados en los hospitales de la zona, algunos de ellos con pronóstico grave.
Güler detalló que las cámaras de vigilancia captaron a tres personas en el coche, dos hombres y una mujer, y añadió que uno de los hombres pasó a Turquía, mientras que los otros dos regresaron a Siria.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, explicó hoy, en una intervención en el Parlamento, que las investigaciones aún continúan y que Turquía daría "todos los pasos necesarios", una vez que se haya arrojado luz sobre el caso. /EFE
(KC)