El periodismo peruano recordaba hoy con diversos reportajes el trigésimo aniversario de uno de los mayores dramas sufridos por el gremio: la matanza de ocho comunicadores por parte de campesinos que los creyeron sus enemigos en la localidad andina de Uchuraccay.
El diario "El Comercio" reinvindica hoy en un reportaje a otros dos muertos de los que pocos se acuerdan, el guía Juan Argumedo, de quien se dijo sin pruebas que era del grupo ultraizquierdista armado Sendero Luminoso, y el campesino Severino Huáscar, que se opuso a la masacre.
A comienzos de 1983, cuando el Perú empezaba a desangrarse por la "guerra" desatada desde 1980 por Sendero, periodistas de los diarios "El Observador", "La República", "Diario de Marka" y "Noticias de Ayacucho" y los semanario "Oiga" y "Panorama" depusieron el espíritu de competencia y decidieron adentrarse juntos en el departamento de Ayacucho para escribir sobre lo que sucedía.
El 26 de enero, Willy Retto, Jorge Mendívil, Amador García, Octavio Infante, Eduardo de la Piniella, Pedro Sánchez, Jorge Sedano y Félix Gavilán llegaron al remoto poblado de Uchuraccay, pero los campesinos los creyeron senderistas, los redujeron y los sometieron a golpizas que terminaron horas después con la muerte de todos.
Argumedo, quechuahablante y radicado en una localidad vecina, trató de explicar, pero no fue escuchado. Por el contrario, los agresores lo acusaron de ser de Sendero y lo incluyeron en la golpiza. Huáscar trató de ayudarlo, pero también lo mataron.
El episodio fue investigado por una comisión designada por el entonces presidente Fernando Belaunde y encabezada por el escritor Mario Vargas Llosa, que concluyó que los campesinos actuaron de esa forma por el clima de violencia y que no hubo instigadores externos.
Algunos deudos sostienen en cambio que los labriegos cumplieron órdenes del Ejército, aunque no hay pruebas. Tres líderes comunales fueron condenados a 15 años de cárcel cada uno, pero está demostrado que los agresores se contaron por decenas.
Retto, Mendívil, García, Infante, De la Piniella, Sánchez, Sedano y Gavilán son considerados mártires del periodismo y su memoria se resalta cada año. Algunos eran destacados cronistas nacionales y otros limitaban su accionar a Ayacucho, de lejos el departamento más afectado por la violencia que se extendió en forma masiva hasta 2000.
Una hija del guía, la psicóloga Rosa Argumedo, lucha por la reivindicación plena de su padre -además hermano materno de Infante- y por el reconocimiento del sacrificio de Huáscar.
Para la Comisión de la Verdad, que investigó lo ocurrido entre 1980 y 2000, más de un 40 por ciento de los casi 70.000 muertos que dejó la violencia en el Perú fueron campesinos paupérrimos de Ayacucho, asesinados mayoritariamente por Sendero, pero también por miembros de las Fuerzas Armadas que respondieron al margen de la ley.
Según expertos, la situación de Ayacucho explica, aunque no justifica, la reacción de ese día de los campesinos de Uchuraccay frente a los extraños. /DPA
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