La más estricta religiosidad se mezcla con la expresión artística y la tradición cultural en las calles de España durante este Viernes Santo, en el que miles de fieles católicos acuden a las procesiones y otros tantos se les unen en un particular recorrido turístico.
Un año más, la ciudad de Sevilla volvió a convertirse en el centro neurálgico del mapa procesional, con su emocionante "Madrugá" (Madrugada), durante la que seis cofradías -las más importantes de esta capital del suroeste español- marchan entre la medianoche del Jueves Santo y el mediodía de hoy.
Pero la lluvia, el peor enemigo de la Semana Santa, hizo acto de aparición de las 7 de la mañana (06.00 GMT), lo que provocó que tres de las seis, La Macarena, la Esperanza de Triana y Los Gitanos, tuvieran que refugiarse en templos próximos al lugar por el que transitaban en ese momento.
La primera, la más populosa de la Semana Santa sevillana con unos 3.000 nazarenos y su centuria romana -los populares "armaos"-, fue la única que retomó la procesión y pudo regresar a su basílica.
Sin embargo, el Jesús del Gran Poder, conocido como el "Señor de Sevilla", auténtica joya de la imaginería barroca, del escultor Juan de Mesa, no tuvo problemas para completar su marcha, aunque debió aligerar el paso para entrar en su iglesia.
La meteorología sí respetó la conocida como "Procesión de los Salzillos", en Murcia (sureste), donde esculturas de Francisco Salzillo, artista del siglo XVIII, recorren las calles de la ciudad durante ocho horas.
Obras como "La Santa Cena" (1763), "La oración en el huerto" (1754), "El prendimiento" (1763) o "Los azotes" (1777), de valor incalculable, atraen a turistas extranjeros que, con sus cámaras, desean inmortalizar una de las procesiones mas conocidas de España.
Otra de esas manifestaciones cuya popularidad ha trascendido -por lo particular de su celebración- más allá de las fronteras españolas es la denominada "Rompida de la hora", que tiene lugar en la localidad aragonesa de Calanda (norte), mundialmente conocida como patria chica del cineasta Luis Buñuel.
El silencio, muestra de recogimiento de la Semana Santa, volvió a romperse -como cada Viernes Santo- hoy a las doce del mediodía, con el estruendo de los tambores y los bombos, que anuncian la muerte de Cristo en un ritual que atrae cada año a miles de turistas para presenciar esta tradición que se remonta al siglo XIX.
La universalización de los "tambores de Calanda" que hizo Buñuel motiva que, año tras año, algún personaje famoso y generalmente vinculado al cine sea el encargado de dar el primer toque de bombo. En esta ocasión el honor correspondió al director Fernando Trueba, ganador de un Óscar en 1994 por "Belle Epoque".
Madrid vive hoy su jornada con más procesiones, con hasta seis pasos en el centro de la capital y un gran foco de atracción, el Cristo de Medinaceli, una talla anónima del siglo XVII que suele protagonizar la procesión más multitudinaria de la Semana Santa en la capital.
Además, miles de personas presenciaron hoy, con buen tiempo, el Vía Crucis viviente que representan anualmente los vecinos de la localidad de Balmaseda, uno de los actos de Semana Santa más populares del País Vasco (norte).
También miles de personas participaron en la localidad barcelonesa de L’Hospitalet de Llobregat (noreste) en las procesiones que organiza desde hace tres décadas la Cofradía 15+1, gestada en 1977 entre los parroquianos de un bar y en las que no participa estamento eclesiástico alguno.
Se trata de una iniciativa que en el seno de la comunidad andaluza residente en Cataluña por la añoranza de las procesiones de su tierra, y el nombre de la cofradía alude a sus 15 fundadores y a la localidad donde se creó.
Estas procesiones de la Cofradía 15+1 son de las que más personas congregan en la Semana Santa en Cataluña. /EFE