La realización este fin de semana de una competencia de automovilismo en un circuito callejero montado en una de las zonas más exclusivas de Buenos Aires alteró la vida cotidiana de los porteños, enfrentó a políticos e involucró a la justicia.
Por segundo año consecutivo, el gobierno de la capital argentina decidió recibir a la categoría Super TC 2000, una de las que más público convoca en el país, en un trazado dispuesto sobre avenidas clave para la circulación de los habitantes.
En 2012, la competencia tuvo como escenario principal las tradicionales avenidas De Mayo y 9 de Julio, con el Obelisco como punto geográfico de una competencia en la que los vehículos suelen alcanzar los 250 kilómetros por hora en los sectores más veloces.
Este sábado y domingo los autos recorrerán las avenidas Del Libertador y Figueroa Alcorta, en el barrio de Recoleta, un reducto histórico y exclusivo de la ciudad, donde se mezclan modernos edificios con viejas casonas de gran valor arquitectónico.
La construcción del circuito callejero provocó en los últimos días graves problemas a los porteños para transitar en las avenidas, inconvenientes que se agravaron a partir de este jueves con el cierre total de la zona y el intenso movimiento turístico por el inicio de la Semana Santa.
Esta situación provocó la presentación de diferentes acciones en la Justicia, una de ellas a cargo de la defensora adjunta del pueblo de Buenos Aires, Graciela Muñiz, quien consideró que la realización de la competencia "producirá un nivel de ruido tres veces superior al que puede tolerar por el oído humano".
Además, señaló que el paso de los autos causará "también una gran contaminación producto de los gases emanados de sus motores potenciados, lo que podría generar un gran daño al ambiente, a las obras de arte y a los edificios que se encuentran en el barrio de Recoleta, que conforman el patrimonio histórico de la ciudad".
El secretario de Deportes argentino, Claudio Morresi, se expresó hoy en el mismo sentido: "Teniendo Buenos Aires un autódromo que cuenta con las normas necesarias para la seguridad de todos los espectadores, creemos que no es conveniente la realización de la competencia callejera".
Sin embargo, el español Carlos Beltrán, veedor de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), sostuvo que las medidas de seguridad del circuito "parecen ser suficientes" para no causar riesgo a los protagonistas, señaló hoy el diario "La Nación".
Pese a las críticas, el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, ratificó la concreción de la carrera, a la que dijo que concurrirá con parte de su gabinete de ministros.
En el Super TC 2000 toman parte automóviles de calle y de casi todas las marcas, y entre sus pilotos se encuentran algunos que tuvieron experiencia en la Fórmula 1./AFP