El hangar del aeropuerto de Lampedusa se han convertido en un enorme sudario que cubre los 111 ataúdes distribuidos en filas con los cadáveres de los inmigrantes que fallecieron en el naufragio de un viejo pesquero frente a las costas de Lampedusa, mientras se espera que el mar se calme para salir a buscar al resto de cuerpos, que pueden llegar hasta doscientos.
Un responsable de los equipos de rescate explicó que han podido comprobar cómo decenas de cuerpos se encuentran atrapados en el casco del barco, pero las malas condiciones del mar no les han permitido hoy sumergirse para rescatarlos.
El ministro italiano del Interior, Angelino Alfano, recordó que eran muchos los que viajaban en la bodega de barco cuando se hundió porque allí "se hacinan aquellos que pagan menos por el viaje".
Alfano visitó la isla de Lampedusa y esta mañana comparecía ante el Parlamento para dar los números de la mayor tragedia de la inmigración conocida en el Mediterráneo: "En la embarcación había más de 400 personas, se han salvado 155 vidas, y hasta ahora hay 111 víctimas mortales", señaló.
A la pequeña isla siciliana, de 20 kilómetros cuadrados, llegaron 120 ataúdes desde Sicilia, que por ahora son suficientes, pero se prevé que tendrán que enviar más.
"Hay que darles una digna sepultura y varios pueblos sicilianos han expresado su disponibilidad a pesar de sus pequeños cementerios", anunció el ministro del Interior.
El responsable médico de Lampedusa, Pietro Bartolo, inspeccionó hoy los cadáveres de los 111 inmigrantes y explicó, conmocionado, como "ha sido desgarrador pensar en el sufrimiento de todas estas personas, de las 49 mujeres y de los cuatro niños".
Las tumbas de estos inmigrantes serán como las que ya hay en el pequeño cementerio de la isla, lápidas sin nombre, sin nacionalidad y sólo indicarán si allí descansa un hombre, una mujer o un niño.
El titular de Interior abrió el debate que ha comenzado tras el luto: "Y no nos engañemos. No será el último naufragio". La cuestión es si Europa tiene intención de defender la frontera que ha diseñado con el Tratado Schengen".
Además de Alfano, han sido varios los miembros del Ejecutivo italiano que han afirmado que esperan que esta tragedia "abra los ojos a Europa" para que su política de inmigración sea comunitaria y no se dejen solos a los países que afrontan esta emergencia.
"La política de inmigración por ahora no es comunitaria. Esperemos que tragedias de este tipo abran los ojos también a otros gobiernos europeos para cambiar esta política", dijo la ministra de Asuntos Exteriores italiana, Emma Bonino.
Alfano anunció que el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ha prometido que viajará pronto a Lampedusa.
"Le enseñaremos cómo verdaderamente esta isla es la puerta de Europa", dijo hoy Alfano, quien agregó que "Italia levantará su voz en Europa par modificar los acuerdos de Dublín (Convención de Dublín) que carga demasiado a los países con mayor ingreso de inmigrantes".
La alcaldesa de Lampedusa, Giusi Nicolini, explicó que tras las lágrimas de ayer, hoy la isla se ha levantado "atónita", pero también "llena de rabia".
"Los lampedusanos y buena parte de la opinión pública ahora sienten rabia y esperan que suceda algo. Se necesitan cambios radicales porque hasta las políticas adoptadas han producido sólo muertos y cifras de guerra", aseveró Nicolini.
Mientras se espera una respuesta de la Unión Europea, el Gobierno italiano ha hecho suya la propuesta de un periodista italiano para que se otorgue el premio Nobel de la Paz a la isla siciliana, que desde hace años vive cada día el drama de la inmigración y combate una noble batalla en nombre y por cuenta de todo el mundo. EFE