El primer ministro de Irak, Nuri al Maliki, visitó el Kurdistán iraquí por primera vez en más de dos años en un intento de aliviar la tensión entre el Gobierno de Bagdad y las autoridades de la región autónoma.
Al Maliki llegó esta mañana a Erbil, capital del Kurdistán iraquí, acompañado por varios ministros para celebrar una reunión de su Ejecutivo en esta ciudad.
En el aeropuerto les esperaban el presidente de la región, Masud Barzani, y el primer ministro del gobierno kurdo, Nechervan Barzani.
Durante la reunión del Consejo de Ministros, Al Maliki afirmó que su Gabinete tiene intención de trabajar para construir un sistema federal democrático, y destacó que "la variedad religiosa debe estar en armonía con los intereses del país y la Constitución".
Además, alertó contra "los nuevos vientos sectarios y desafíos políticos y de seguridad, de los cuales el más peligros es el regreso de las organizaciones radicales como Al Qaeda, el Frente Al Nusra y otros grupos que llaman al sectarismo y al extremismo".
"Por eso existe el fantasma del miedo a que regresen los combates a Irak y toda la región", destacó.
Al Maliki hizo un llamamiento a la unidad para que todos los partidos, clanes, ulemas e intelectuales trabajen por la reconciliación nacional.
Esta es la primera visita de Al Maliki al Kurdistán tras la que hizo en diciembre de 2010.
En aquella ocasión, viajó a esta región para forjar un pacto entre todos los grupos políticos, bautizado como el acuerdo de Erbil, que permitió formar el Gobierno actual y puso fin al vacío político desencadenado por los ajustados resultados de las elecciones legislativas de marzo de ese año.
Según los analistas, esta visita es un intento de aliviar la crisis entre Bagdad y Erbil para llegar a acuerdos sobre asuntos conflictivos como el petróleo y su exportación, o las zonas en disputa entre ambas partes, así como la presencia de "peshmerga" (fuerzas de seguridad kurdas) y sus sueldos. EFE