DPA
La Alemania comunista (RDA) extrajo sangre por la fuerza a prisioneros y la vendió a la Alemania occidental para paliar su escasez de divisas, según un informe oficial adelantado por la televisión pública ARD.
El documental emitido la noche del martes también reveló que más empresas occidentales de lo creído hasta ahora se beneficiaron indirectamente del trabajo forzoso de presos políticos en la RDA. Entre ellas figuran la automotriz Volkswagen o la cadena de supermercados Aldi.
El exhaustivo informe sobre la situación de los prisioneros en la RDA fue elaborado por el instituto que controla las actas de la policía política Stasi y será presentado de forma oficial el lunes.
Entre sus revelaciones destacan que la Cruz Roja de Baviera, en el oeste, compró sangre a la RDA en los años 80 a través de un intermediario suizo. Las actas de la Stasi indican que la sangre provenía de prisioneros forzados a hacer donaciones. Algunas enfermeras se negaron incluso a hacer las extracciones.
"Lamentamos profundamente que haya ocurrido esto", señaló la Cruz Roja bávara comentando lo ocurrido. Un portavoz consideró que es imposible saber ahora si entonces se conocía el origen de la sangre.
El informe también compromete a más empresas occidentales que en los años 70 y 80 se aprovecharon de los bajos costos de producción en la RDA, donde cerca de 20.000 prisioneros fueron forzados a trabajar.
El fabricante de muebles sueco Ikea reconoció ya en 2012 haberse beneficiado de esa práctica. "Pero el proyecto de investigación demostró que Ikea sólo era la punta del iceberg", señaló ahora el responsable de los documentos de la Stasi, Roland Jahn.
El historiador Tobias Wunschik, autor del estudio, aseguró que hubo "muchas compañías occidentales fuertemente implicadas". "Desde un punto de vista empresarial, la RDA era una economía con bajo costo salarial, cercana geográficamente y sin diferencias idiomáticas".
Entre ellas figuran los supermercados Aldi, que compraron al parecer medias producidas por Esda Thalheim, compañía propiedad del Estado en la RDA en la que trabajaban reclusas de la prisión de Hoheneck.
Aldi reaccionó en un comunicado condenando "en los más duros términos el uso al parecer extendido de trabajo forzoso de presos políticos y no políticos para la producción de bienes en la RDA".
También Volkswagen rechazó "cualquier forma de trabajo forzado". La mayor automotriz de Europa utilizó al parecer diversas autopartes fabricadas por Ruhla, otra compañía de la RDA que según las actas de la Stasi utilizó presos en su producción.
Volkswagen admitió las compras, pero negó "haber aprobado el uso de presos en plantas de la RDA y haberse beneficiado de ello".
Miércoles, 15/01/2014