Amnistía Internacional aplaudió la condena de 23 policías brasileños por el asesinato de 111 presos en la cárcel de Carandirú de Sao Paulo en 1992, hecho que consideró como un "paso importante" para acabar con la "impunidad" de las violaciones a los derechos humanos en el país.
La organización internacional, a través de su oficina en el país suramericano, indicó en un comunicado que "a pesar de los 20 años de espera", la sentencia "señala que la justicia brasileña no admitirá abusos cometidos por el Estado contra la población carcelaria".
"Aunque no se haya responsabilizado de la masacre a las altas autoridades del estado de Sao Paulo en la época, como el gobernador y el secretario de seguridad, Amnistía Internacional cree que este resultado es un paso importante en la garantía de justicia para las víctimas, sus familiares y supervivientes de Carandirú", afirmó la nota.
Un tribunal de Sao Paulo condenó hoy a 23 policías a 156 años de prisión cada uno por el asesinato de trece reclusos durante el motín ocurrido el 2 de octubre de 1992, en el que murieron un total de 111 internos, según cifras oficiales.
Los condenados pasarán como máximo 30 años en prisión, pues esa es la mayor pena prevista en el Código Penal brasileño, y permanecerán en libertad hasta que se agote la posibilidad de presentar apelaciones.
El juicio se ha dividido en cuatro etapas debido al gran número de acusados, 79 policías en total, que deberán sentarse en el banquillo en los próximos meses.
En estas dos décadas, el único responsable que se había sentado en el banquillo fue el comandante que dirigió la operación, el coronel Ubiratán Guimarães, fallecido en 2006, que en 2001 fue condenado a 632 años de cárcel, pero nunca llegó a ingresar en prisión y fue absuelto en una apelación./EFE