AP
El crimen y la violencia cuestan a América Latina y el Caribe al menos 261.000 millones de dólares al año, o el 3,5% de su producto interno bruto, estimó el viernes el Banco Interamericano de Desarrollo.
En su análisis sobre 17 países del continente entre 2010 y 2014, el ente financiero concluyó que el impacto del crimen se acerca a una crisis porque la región tiene el 9% de la población mundial, pero registra un tercio de las víctimas de homicidios a nivel global. El organismo multilateral además subrayó que el crimen aumentó durante la última década pese a que la región alcanzó tasas de crecimiento anual cercanas al 4% y redujo considerablemente la tasa de pobreza.
"El crimen ha llegado a niveles alarmantes en muchos países", dijo Ana María Rodríguez, gerente del Departamento de Instituciones para el Desarrollo del BID. "El estudio facilitará una mejor asignación de recursos por parte de los gobiernos y las agencias multilaterales de cooperación, así como el diseño de mejores políticas para controlar y prevenir el crimen".
El reporte estableció que el costo oscila de manera sustancial entre los 17 países analizados, desde el 6% del PIB que asumen Honduras y El Salvador hasta el 2% que afronta México.
El BID calculó que el 3,5% del PIB duplica el costo promedio del crimen para los países desarrollados y que si la región acercara sus costos del crimen al nivel de economías maduras, podría aumentar su inversión infraestructura en 50%.
El estudio incluyó en el total a los costos sociales generados por las víctimas, los ingresos cesantes de la población carcelaria, los gastos de hogares y empresas en seguridad y la inversión gubernamental en policías y cárceles.
La economista Laura Jaitman, editora del reporte, dijo a periodistas que la ausencia de información oficial sobre gasto público en seguridad impidió incluir en el estudio a Venezuela, uno de los países más violentos del mundo. Jaitman admitió que de haber incluido a esta nación, el costo promedio de crimen para la región "probablemente subiría".
El BID es una de las principales fuentes de financiamiento a largo plazo para proyectos de desarrollo en el continente.