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La ciudad de Chicago, que ha luchado durante décadas para alejar las armas de las manos de sus habitantes, logró el martes una pequeña victoria luego de haber perdido una serie de batallas legales recientes: un juez federal aceptó la solicitud de la ciudad de retrasar la elaboración de una ordenanza que permitirá que abran allí tiendas de armas.
Las autoridades de Chicago se encuentran ahora en el comienzo de una nueva era, en la que la ciudad debe acoger negocios que vendan armas de fuego y residentes que puedan legalmente portar armas ocultas. El juez de distrito Edward E. Chang dictaminó que la ciudad tiene ahora 180 días para crear la ordenanza.
No está claro aún cómo se verá la nueva ordenanza, pero al pedir los seis meses de plazo, la ciudad dejó claro que va a ser complicado elaborarla, dados los "muchos componentes detallados, como la zonificación, las licencias y los requisitos operacionales para los vendedores de armas".
Todd Vandermyde, un cabildero de la Asociación Nacional de Portadores de Armas (NRA, por sus siglas en inglés), dijo que las armerías podrían comenzar a operar en un año aproximadamente.
La audiencia del martes sirvió como otro recordatorio de la débil posición de la ciudad en cuanto a las restricciones de armas, después de varias decisiones judiciales recientes sobre la Segunda Enmienda a la Constitución de Estados Unidos, que otorga a todo ciudadano el derecho a la tenencia de armas.
Los abogados que representan a la Asociación de Minoristas de Armas de Fuego y otras organizaciones que demandaron a esta ciudad del estado de Illinois lamentaron que el juez haya otorgado los seis meses de plazo, alegando que las autoridades de Chicago difícilmente desconocen el tema de las leyes de armas.
"La ciudad ha demostrado en casos anteriores que puede actuar rápidamente", dijo Pete Patterson, al apuntar la forma en la que la ciudad actuó después que la Corte Suprema de Estados Unidos dictó en 2010 como inaplicables las décadas de prohibición de Chicago a las armas de fuego.