Erick S. González Caldea/ Yendry Castro Lugo
“Tanto nadar para morir en la orilla”. El viejo refrán popular bien aplica para lo que habían sido las relaciones tensas entre Cuba y Estados Unidos, que hoy marcan un nuevo hito con la reapertura de la embajada antillana en la ciudad de Washington y su homóloga en La Habana por parte del gobierno norteamericano. El 20 de julio del 2015 será conocido en la historia mundial como el fin de la Guerra Fría en el Caribe.
El ex representante de Venezuela ante las Naciones Unidas, Milos Alcalay, explicó que debido a la ceremonia del día de ayer, ambos gobiernos se muestran más maduros, resaltando que ya no hay indicios de las actitudes que se tenían en años anteriores. Con este nuevo panorama, Alcalay explica que “Venezuela queda en una situación en la que debe definirse de forma diplomática”.
El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, tras reunirse con el canciller cubano, Bruno Rodríguez, dijo que ambos países comienzan hoy con el restablecimiento de relaciones diplomáticas, a reparar lo que estaba dañado tras 56 años de enemistad.
“Celebramos este día, el 20 de julio, porque hoy empezamos a reparar lo que estaba dañado y a abrir lo que tanto tiempo ha estado cerrado”, dijo Kerry en español en una conferencia de prensa junto a Rodríguez.
A decir de analistas con tendencia izquierdista, Cuba cargó con la peor parte en la correlación con el país norteño, pues desde principios de los 60 -con la intervención fallida en Bahías de Cochinos y el escándalo de los misiles rusos en la isla-, EEUU la ha tenido sometida a un bloqueo.
Por su parte, el presidente del Colegio de Estudios Internacionales, Juan Contreras, subraya que después de los actos diplomáticos ocurridos a principios del 2015, EEUU y Cuba se vieron como dos países maduros, que “resolverán sus diferencias con respeto y diplomacia”.
O corre o se encarama. Venezuela “quedó en una situación lamentable”, a juicio de Contreras, quien afirma que “el país quedó mal posicionado en el mundo por tener la peor relación con los Estados Unidos”.
Le achaca esa situación a las posturas ideológicas dictadas por el gobierno de Hugo Chávez, las cuales aún se encuentran presentes en el de Nicolás Maduro “donde se busca aún hoy en día un enemigo en común, en este caso los Estados Unidos, lo cual conlleva a un único argumento poco factible para no tener relaciones armoniosas con los norteamericanos”, señala.
Por su parte, Milos Alcalay cree que será una buena oportunidad para que Venezuela adopte, de forma prudente, una postura y diplomacia independiente a nivel mundial, teniendo una proyección que ayude a superar la crisis de problemas como la inflación, la escasez y la inseguridad. También agregó que Venezuela deberá dar muestras de buena voluntad, a nivel internacional, tales como aceptar la liberación de los presos políticos.
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