La policía de Brasil desplegó el miércoles a unos 1.200 agentes a la favela de Jacarezinho en Río de Janeiro y sus alrededores, en el inicio de una labor estatal para “recuperar territorios”, informaron autoridades. De momento se desconocen las diferencias entre el operativo y una iniciativa anterior de características similares.
El operativo, que empezó al amanecer, forma parte de una labor permanente para aumentar la presencia policial y mejorar los servicios en al menos dos favelas. La de Jacarezinho y la de Muzema, de acuerdo con el gobernador del estado Claúdio Castro. El 22 de enero se darán a conocer más detalles, informó Castro en sus redes sociales.
“Hemos empezado un gran proceso de transformación para las comunidades en el estado de Río. Pasamos meses desarrollando un programa que cambia la vida de la población, llevando dignidad y oportunidades", afirmó Castro. “Los operativos de hoy son sólo el inicio de un cambio que va más allá de la seguridad”, añadió.
En videos compartidos en la cuenta oficial de Twitter de la policía de Río, se podían ver a elementos de la policía armados con fusiles mientras recorrían las calles de la favela, donde se llevó a cabo la redada más letal de la ciudad en mayo del año pasado, cuando 28 personas perdieron la vida y varias más resultaron heridas.
DECENAS DE PERSONAS ARRESTADAS
Para la tarde del miércoles, decenas de personas estaban arrestadas, indicó la policía, pero no había reportes de confrontaciones violentas o tiroteos.
La violencia en la zona metropolitana de Río ha ido en descenso. Según datos oficiales, el número de homicidios entre enero y noviembre de 2021 fue casi 8% menor al mismo periodo del año anterior, con cerca de 2.000.
Sin embargo, la policía de Río tiene un historial de irrumpir en las favelas y enfrascarse en tiroteos como medio para desarticular a organizaciones criminales y buscar objetivos. Y durante años, las autoridades han enfrentado acusaciones de ejecuciones extrajudiciales. Algunos residentes de Jacarezinho aseguraron que durante el operativo de mayo pasado se ejecutó a algunas personas.
En su reporte anual de 2021 publicado este mes, la organización local Fogo Cruzado, la cual recopila y verifica los reportes de tiroteos en la zona metropolitana de Río, señaló que el número de incidentes en los que al menos tres civiles murieron baleados ha ido en aumento. Hubo 61 eventos de ese tipo en la zona metropolitana de Río, y la mayoría ocurrieron durante operativos policiales.
La idea de introducir unidades policiales permanentes en las favelas de Río para aumentar la seguridad y combatir el narcotráfico es similar a una iniciativa anterior en la que se implementaron unidades policiales de pacificación, conocidas como UPP.
El ambicioso programa se lanzó en 2008 y tenía como objetivo instalar una presencia estatal dentro de las favelas con vistas a los Juegos Olímpicos de 2016. Las pandillas controlan muchas favelas en la zona metropolitana de Río. Esas favelas habitan cerca de 1,7 millones de personas, de acuerdo con el censo de 2010.
ÉXITO AL INICIO
El programa UPP tuvo un éxito inicial con la expulsión de pandillas, por lo que fue ampliamente elogiado. Sin embargo, la costosa iniciativa se extendió demasiado lejos y demasiado rápido a decenas de favelas en momentos en que las finanzas del estado colapsaban. Lo que provocó un devastador retroceso que permitió a las bandas recuperar parte del control que habían perdido.
“No hubo planeación", dijo Daniel Cerqueira, analista de seguridad del Foro Brasileño para la Seguridad Pública, refiriéndose a la iniciativa de 2008. “Cada comunidad tiene sus peculiaridades. Para encontrar el remedio adecuado, la dosis indicada para cada una de ellas, tienes que tener un panorama de la realidad social y criminal de ese lugar, y entonces comenzar a planear”.
El programa también sufrió daños severos a su reputación después de que la policía levantó sospechas de haber torturado y asesinado a un habitante de la favela Rocinha. Que no estaba involucrado en el narcotráfico, hecho que desató protestas durante semanas. Varios agentes eventualmente los enviaron a a juicio y resultaron condenados por la desaparición del hombre.
MIEDO A REPRESALIAS
En Jacarezinho, muy pocos residentes estuvieron dispuestos a identificarse en sus declaraciones con The Associated Press el miércoles por temor a represalias. Antônio Carlos Ferreira Gabriel, quien presidió en dos ocasiones la asociación de residentes, expresó dudas sobre las nuevas promesas del gobierno de no sólo intensificar la presencia policial, sino también mejorar los servicios públicos de la zona.
“Por el amor de Dios, no queremos a 1.200 policías como lo estamos viendo hoy”, declaró. “Queremos 1.200 proyectos sociales, culturales, deportivos, de salud y económicos. Eso es lo que necesitamos”.
El activista local subrayó que ninguna asociación o grupo civil de Jacarezinho recibió invitación para participar en la elaboración o implementación del nuevo programa.
El alcalde de Río, Eduardo Paes, también fue tomado por sorpresa. “El gobernador me lo informó hacia el final del día de ayer. No hubo una planeación previa con la alcaldía”, escribió Paes en Twitter. “Estoy a favor de la iniciativa y trabajaremos juntos por el bien de nuestra gente”.
AP
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