AP
Desde un autolavado en Queens hasta una arena de hockey en Buffalo, los precandidatos presidenciales de ambos partidos recorrieron el lunes Nueva York en una búsqueda final por votos, una escena surrealista en un estado que no ha experimentado elecciones primarias disputadas rumbo a la Casa Blanca en varias décadas.
Para la demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump, lograr triunfos el martes en Nueva York les ayudaría a acallar las críticas que cuestionan sus fortalezas como líderes de sus respectivos partidos. Ambos han sufrido reveses en las elecciones más recientes, que han fortalecido a sus rivales, aunque aún encabezan sus respectivas contiendas y lucen como favoritos en el estado.
Clinton, quien representó al estado como senadora durante ocho años, pasó las últimas horas de su campaña intentando incrementar la participación electoral entre las mujeres y minorías, sus más fervientes seguidores. Desde el domingo, bailó música latina en una fiesta en Brooklyn, prometió defender los derechos de aborto de las mujeres en Manhattan, rezó en una iglesia de feligreses negros en Westchester, bebió té en una tienda de Flushing y aplaudió a trabajadores recién sindicalizados en Queens.
"No damos nada por sentado", dijo el lunes luego de saludar a trabajadores en el autolavado Hi-Tek Car Wash & Lube en Queens. "Díganle a sus amigos y familiares, a todos, que por favor voten mañana".
La campaña de Clinton fue más burda al delinear el estado de la contienda demócrata. El jefe de campaña de Clinton, Robby Mook, declaró que las primarias están básicamente definidas, y dijo que Sanders enfrenta un "camino prácticamente imposible hacia la nominación". Con la disputa entre Clinton y Sanders cada vez más tensa, Mook dijo que el senador de Vermont debía elegir si quería mantenerse en un "sendero destructivo" que podría perjudicar al eventual nominado del partido.
Sanders ha logrado una serie de triunfos en las recientes primarias y asambleas partidarias. Pero a menos que supere a Clinton en Nueva York, que ofrece un alto número de delegados, sus oportunidades de cambiar el rumbo de la contienda son cada vez más limitadas.
Para Trump, Nueva York representa la oportunidad de recuperarse luego de un lapso difícil en su campaña. La mayor pregunta para él antes de los comicios es si logrará capturar más del 50% de los votos en el estado, lo que lo colocaría en una buena posición de obtener los 95 delegados republicanos que ofrece la entidad.
Trump cerraba su campaña en Nueva York con un acto en Buffalo, en donde miles abarrotaron la arena de hockey para ver al multimillonario empresario. Pasó la última semana enfatizando sus vínculos con Nueva York, en especial la ciudad de Nueva York, en donde nació y varios edificios llevan su nombre.
"Amamos esta ciudad", dijo el lunes en unos breves comentarios ante la prensa en el vestíbulo de la Trump Tower. "Uno ve a los otros candidatos, y Nueva York no les importa mucho".
Un gran triunfo de Trump es crucial si espera asegurar la nominación antes de la convención del partido en julio. Si la contienda no se decide antes de esa fecha, enfrenta una posibilidad real de perder con Ted Cruz, cuya campaña está dominando el complicado proceso de alinear delegados individuales que podrían cambiar su apoyo hacia el senador de Texas luego de la primera ronda de votos en la convención.
2016-04-18