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El coronavirus es un arma de doble filo ante la crisis climática

Jueves, 26 de marzo de 2020 a las 12:00 am
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2001.com.ve | EFE

El cielo ha recuperado el color azul en la región china de Wuhan, donde se detectó por primera vez el coronavirus en diciembre; en Venecia, los canales se han vuelto tan transparentes que en el fondo pueden verse bancos de peces; mientras que en San Francisco el tráfico casi ha desaparecido.

Desde el cielo, el satélite Sentinel-5 de la Agencia Espacial Europea ha detectado una sorprendente reducción del dióxido de carbono en el aire de China e Italia, donde se ha limitado al máximo el movimiento de la población con la esperanza de frenar la expansión del virus.

Aunque estos dos países sean los casos más drásticos, el fenómeno se repite en todo el mundo: En Lima, donde la cuarentena general y obligatoria comenzó el lunes 16, se respira el aire más limpio de los últimos tres años, después de que los niveles de contaminación hayan bajado repentinamente en más del 50 % respecto a los que se registraban en las mismas fechas en 2018.

Y en Sao Paulo, la ciudad más poblada de Brasil, se prevé un desplome similar de las emisiones de dióxido de carbono, debido al parón decretado de algunas fábricas y a la reducción de la movilidad, ya visible en toda la urbe.

Sin embargo, los expertos advierten de que el descenso en los niveles de contaminación será temporal y, a largo plazo, el impacto medioambiental dependerá de cómo cada país actúa para recuperar su actividad económica.

Sin apenas repersecuciones a largo plazo 

Emanuele Massetti, profesor en el Instituto de Tecnología de Georgia en EE.UU., ha estado estudiando los efectos que están teniendo las restricciones del Ejecutivo italiano sobre 60 millones de personas, que desde el 10 de marzo no pueden salir de sus casas.

Ha habido un descenso en la contaminación en Italia. Eso se produce porque, en cuanto la gente deja de conducir, las emisiones bajan. La polución del aire tiene una vida muy corta. Cuando pasan unas semanas, es absorbida por los ecosistemas y el aire se limpia”, explica a Efe.

Sin embargo, Massetti avisa de que la creciente pureza del aire no significa que se haya puesto un freno al calentamiento global, ya que en la atmósfera hay acumuladas grandes cantidades de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero desde la Revolución Industrial de mediados del siglo XVIII.

Por tanto, que la gente deje de conducir durante dos o cuatro semanas no tendrá grandes consecuencias a largo plazo porque se trata solo de una pequeña fracción de todos los gases de ese tipo que ya están en la atmósfera y causan el calentamiento global.

Massetti, que vive en EE.UU. pero creció en Roma, subraya que “los efectos de la crisis del coronavirus en el cambio climático solo podrían hacerse patentes si la economía mundial colapsara durante años”, algo que precisamente están intentando evitar los organismos financieros y Gobiernos de todo el mundo.

2020-03-26

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