El narcotraficante colombiano Pablo Escobar, muerto hace casi 20 años, es usado como un "chivo expiatorio" en su país y se le han atribuido muchos crímenes que no cometió, afirma su hijo, Juan Sebastián Marroquín, en una entrevista que publica hoy el diario austríaco Die Presse.
"Mi padre sirve en Colombia como un gigantesco chivo expiatorio, al que se le han atribuido delitos que fueron cometidos por otros", dijo el hijo del capo colombiano que antes de cambiar de nombre tras la muerte de su padre se llamaba Juan Pablo Escobar.
Aunque Marroquín no afirma que Escobar fuera inocente ni niega su responsabilidad en muchos crímenes, insiste en que se le han echado más culpas de las que le corresponden.
"Eso es muy fácil. Si él, el fallecido Pablo Escobar, asume la culpa de todo ya no hace falta seguir hablando ni investigando. Así están todos satisfechos", relata Marroquín en la entrevista.
Sobre los numeros asesinatos que se atribuyen a su padre, el hoy empresario textil declara que Escobar fue un personaje contradictorio, muy generoso pero muy violento, del que "aún no se ha escrito la verdadera historia".
"Hay muchísimas teorías pero ninguna certeza", añade Marroquín, quien destaca que el capo de la droga nunca fue condenado en ningún juicio.
El hijo de Escobar asegura que todo el mundo se benefició en Colombia del negocio de la cocaína en la época de su padre y que aún hoy "llega al país un montón de dinero a través del narcotráfico".
"Muchos participan, aunque no de una forma tan pública como hizo mi padre. Entretanto, todos han aprendido que la discreción es rentable", señala.
Marroquín recuerda en la entrevista que su infancia y su adolescencia estuvieron marcadas por la violencia y por la persecución policial, e insinúa que los militares colombianos pretendían matarlo.
Con respecto al debate sobre la legalización de las drogas, el hijo de Escobar asegura que la prohibición genera violencia y un producto de mala calidad, lo que hace que el daño a la salud sea aún peor.
"Ninguna droga es buena", argumenta Marroquín, aunque indica que mientras exista la prohibición un producto de mala calidad significará más rentabilidad para los narcotraficantes.
Marroquín, la última persona que habló con Pablo Escobar antes de que fuera abatido por las fuerzas de seguridad en Medellín, lo recuerda en la entrevista como un padre atento y amoroso.
En la entrevista, cuenta que cuando tenía 9 años Escobar le pidió que nunca comprara drogas a desconocidos y que si sentía curiosidad se lo dijera a él para probarlas juntos.
"Para mi las drogas estaban legalizadas en la práctica. Nunca me apeteció probarlas", dice. EFE