El papa Francisco visitó hoy el Muro de las Lamentaciones, la tumba del fundador del sionismo y el museo sobre el Holocausto en el último día de su viaje por Tierra Santa.
El pontífice se detuvo a orar frente al Muro, el lugar más sagrado para los judíos, e introdujo un papel como es tradición entre sus grietas. Según Radio Vaticano, Francisco escribió en él un Padre Nuestro en español, la lengua en la que aprendió a rezarlo "de su mamá".
A continuación se dirigió a la tumba de Theodor Herzl, en la que colocó una corona de flores. Herzl fue el fundador del sionismo moderno y por tanto símbolo del retorno de los judíos a Israel. Fuentes palestinas habían criticado esta parte de la visita del papa.
El líder de los católicos acudió también al Memorial Yad Vashem sobre el Holocausto, donde afirmó que el asesinato de seis millones de judíos en la Alemania nazi es una muestra de la inhumanidad de la que es capaz el hombre.
"Nunca más, Dios, nunca más", pidió el papa. "Aquí estamos, Dios, avergonzados ante lo que el hombre, creado a tu imagen y semejanza, fue capaz de hacer".
Y, recordando los versos de la Biblia en los que Dios se dirige a Adán después del pecado original y le dice que no lo reconoce, el religioso subrayó: "Hombre, ¿quién eres? Yo no te conozco. ¿En qué te has convertido? ¿Qué horror has sido capaz de hacer? (…) ¿Quién te convenció de que eras Dios? No sólo has torturado y has matado a sus hermanos, sino que los has ofrecido en sacrificio a ti mismo, porque te erigiste en Dios".
Por la mañana, Francisco se entrevistó con el gran muftí de Jerusalén, una figura polémica porque hace unos años justificó la violencia en la lucha contra los judíos. Por ello, el gesto del papa no sentó bien en Israel.
El gran muftí es elegido por el presidente palestino y es el responsable de todos los lugares santos del Islam en Jerusalén, incluida la Mezquita de Al Aqsa, construida sobre el Monte del Templo, también sagrado para los judíos.
En el encuentro, el papa argentino llamó una vez más a la paz. "Respetémonos y amémonos los unos a los otros como hermanos y hermanas. Aprendamos a comprender el dolor del otro. ¡Que nadie instrumentalice el nombre de Dios para la violencia! ¡Trabajemos juntos por la justicia y por la paz!"
También defendió indirectamente su decisión de reunirse con el gran muftí: "Mi peregrinación no sería completa si no incluyese también el encuentro con las personas y comunidades que viven en esta Tierra, y por eso, me alegro de poder estar con ustedes, fieles musulmanes, hermanos queridos".
Como invitado del gran muftí, el papa visitó la mezquita de Al Aqsa en medio de fuertes medidas de seguridad. Francisco se quitó los zapatos y estrechó las manos de los representantes musulmanes en el tercer lugar más sagrado del Islam.
Los musulmanes creen que desde este lugar el profeta Mahoma ascendió al cielo, y es también el lugar más sagrado de los judíos porque contiene las únicas ruinas que se conservan del segundo templo bíblico (el Muro de las Lamentaciones)./DPA