EFE
La crueldad y la locura, lo legendario y lo histórico se entremezclan en la figura de Erzsébet Báthory, la "condesa sangrienta" sospechosa de haber torturado a cientos de jóvenes, que se cree inspiró la figura literaria de Drácula y de cuya muerte se cumplen ahora cuatrocientos años.
La vida y crímenes de esta mujer ha inspirado películas, novelas, cómics y hay expertos que ven en ella el modelo que usó el autor irlandés Bram Stoker para escribir su "Drácula".
En 2009, la actriz francoestadounidense Julie Delpy produjo y protagonizó la más reciente producción cinematográfica sobre la vida de Báthory en el filme "La condesa", en el que también aparece el actor hispanoalemán Daniel Brühl.
La condesa vivió, torturó y murió en el castillo de Cachtice, a cien kilómetros al noreste de Bratislava, hoy capital de Eslovaquia y entonces una ciudad húngara.
Las ruinas de la fortaleza han sido restauradas con motivo del cuarto centenario de la muerte de una de las mayores asesinas en serie de la Historia, con la esperanza de atraer a turistas a una zona poco habituada a la llegada de visitantes.
"La figura de Báthory es, sin duda, uno de los principales atractivos de la región", explica a Efe Miroslav Dobias, un vecino de Cachtice que, a título privado, trata de popularizar este personaje a través de la página web bathory.sk.
"No consideramos el caso de la condesa como algo vergonzoso, sino como una realidad histórica. No nos genera ningún complejo", asegura.
Erzsebet Báthory nació en 1560 en una de las familias húngaras más poderosas de la época.
Sus padres eran parientes, algo común entre los nobles de entonces, una consanguinidad que podría haber sido el origen de sus ataques de furia, quizás causado por la epilepsia, y de la crueldad que le hizo tan famosa.
Durante décadas, Báthory secuestró y torturó hasta la muerte a cientos de aldeanas, en ritos considerados "satánicos" por algunos.
Una de las historias cuenta que la condesa se bañaba en la sangre de sus víctimas en la creencia de que así se mantendría joven.
Testimonios escritos hablan de cómo Báthory llegó a arrancar a mordiscos trozos de carne de las jóvenes a las que torturaba.
Tras la muerte de su esposo en 1604, la condesa comenzó a pasar más tiempo en su castillo de Cachtice y sus actos de crueldad se multiplicaron e incluso empezaron a tener como víctimas a chicas de la nobleza.
Si la desaparición de campesinas no había causado impacto en la Corte, las quejas de familias aristocráticas hicieron que el rey magiar Matías II ordenara su arresto.
En diciembre de 1610 los hombres del emperador descubrieron en el castillo varios cadáveres y mujeres moribundas o esperando en las mazmorras a ser torturadas.
El juicio fue rápido y contundente. Varios sirvientes de la condesa fueron interrogados bajo tortura, sentenciados por brujería y decapitados o quemados vivos.
La alta cuna de Báthory le ahorró ser juzgada y ni siquiera presenció el proceso, aunque no se libró del castigo.
En 1611 la condesa fue encerrada en sus aposentos, que quedaron sellados con solo pequeñas aberturas para que entrara el aire y para recibir comida.
Murió tres años más tarde, en agosto de 1614, y sus restos fueron trasladaron a Ecsed, su lugar de nacimiento.
Hoy las autoridades de Cachtice tratan de reivindicar la figura de su vecina más infame.
En la plaza central de la ciudad se levanta una escultura que la representa y una pequeña sala del museo local está dedicada a la condesa, con objetos que le pertenecieron, una réplica de uno de sus vestidos, retratos y utensilios de la época.
En la fortaleza se pueden recorrer los pasadizos subterráneos, los calabozos e incluso los restos de lo que se cree fueron los aposentos privados en los que murió la "condesa sangrienta".
Los productores locales de vinos ya han reaccionado a la llegada de más visitantes a su región, con nuevas marcas como "Sangre de Báthory" o "Lágrima de doncella".
2014-10-06