DPA
La policía militarizada del estado de Bahía, en el noreste de Brasil, finalizó la huelga que mantuvo desde el martes y que sumió en el caos a Salvador, ciudad que recibirá seis partidos durante el Mundial de fútbol que comienza el 12 de junio.
Según medios locales, el acuerdo para poner fin a la huelga durante la cual se produjeron 39 homicidios y diversos saqueos y disturbios en Salvador fue alcanzado hoy tras una reunión entre representantes del sindicato policial y del gobierno de Bahía.
La cifra de muertos, entre los que hay dos policías militares, fue confirmada por la Secretaría de Seguridad Pública de Bahía, Salvador y Región Metropolitana. Anteriormente, había sido divulgado que más de 44 personas habían fallecido víctimas de homicidio.
Reunidos en asamblea, los policías votaron a favor del fin de la paralización, que tenía como principal reivindicación un reajuste salarial y la equiparación de los sueldos de los funcionarios activos y los inactivos.
El fin de la huelga ocurrió durante una asamblea realizada por los policías después de que la Justicia decretara como ilegal la medida de lucha y que el arzobispo de Salvador, Murilo Krieger, participara de las negociaciones.
Los huelguistas anunciaron que retomarán las actividades en forma inmediata.
Además de los homicidios se produjeron saqueos y robos en varios comercios, las clases fueron suspendidas y la circulación del transporte público se vio afectada.
A pedido del gobernador de Bahía, Jaques Wagner, la presidenta Dilma Rousseff autorizó el miércoles el envío a Salvador de unos 6.000 agentes del Ejército y de la Fuerza Nacional de Seguridad Pública, que arribaron a la ciudad para contener los disturbios.
La huelga influyó también en el fútbol, puesto que la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) decidió aplazar un partido entre Vitória y J. Malucelli por la Copa de Brasil que estaba programado para jugarse en la noche del miércoles.
El temor a que las policías federal y militarizada realicen huelgas durante el Mundial de fútbol llevó el gobierno a entrenar a soldados del Ejército y la Marina para reemplazar a esos agentes durante la cita mundial, en caso de necesidad.