AP
Policías antimotines evitaron que manifestantes tomaran por la fuerza una fábrica el miércoles en La Paz tras una multitudinaria protesta de obreros después que el presidente Evo Morales decretara el cierre de la mayor textilera estatal que dejó cesantes a más de 800 personas.
Un manifestante se voló una mano cuando detonó una carga de dinamita a pocos metros de los policías que resguardaban la fábrica.
Los agentes dispersaron la protesta con gas lacrimógeno y hubo heridos y detenidos, según constató la AP.
La Central Obrera Boliviana (COB), aliada política de Morales, encabezó la protesta a la que se unieron al menos cinco mil obreros de fábricas en solidaridad con los despedidos.
La Empresa Nacional de Textiles (ENATEX) cerró operaciones el lunes ante la falta de mercados por un decreto del mandatario dejando cesantes a poco más de 800 obreros que el martes quemaron retratos Morales.
"Los gobiernos neoliberales despedían sin compasión y ahora un gobierno indígena aplica la misma receta y deja más de 800 familias en la calle", dijo Gerónimo Cori, dirigente sindical de ENATEX.
"Evo, decías que todo cambiaría…" gritaban los manifestantes que exigen la derogación del decreto que ordena el cierre de esa fábrica, pero el ministro de Economía Luis Arce dijo que las empresas estatales deficitarias no serán subsidiadas, para no poner en peligro la estabilidad económica que ha sido la mayor fortaleza de Morales desde que asumió en 2006.
El gobierno invirtió más 20 millones de dólares para comprar y levantar esa fábrica que entró en crisis desde la pérdida del mercado de Estados Unidos tras la expulsión del embajador de ese país ordenada por Morales a finales de 2008 por supuesta injerencia en asuntos internos de este país.
El entonces presidente venezolano Hugo Chávez abrió el mercado de Venezuela a los textiles bolivianos pero el alivio duró poco por el deterioro económico de ese país. Morales compró la fábrica en 2011 para rescatarla de la quiebra.
El gobernante imprimió un fuerte estatismo a la economía y ha creado más de medio centenar de empresas públicas pero no todas son rentables. En octubre del año pasado ordenó el cierre de la Empresa de Construcción del Ejército (ECE) a la que equipó con un crédito de China por 50 millones de dólares.