La joven Alianza del Pacífico, conformada en 2012 por Chile, Colombia, México y Perú, a los que hoy se sumó Costa Rica, resucitó en la ciudad de Cali el espíritu del ALCA.
Y es que en esta ciudad colombiana se han sucedido las alabanzas a la apertura de los mercados, bajo la premisa de que ese modelo es un camino hacia el desarrollo y la creación de empleo, todo ello en medio de una gran exaltación al libre comercio.
Alabanzas que llegan ocho años después del hundimiento del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), gestada en Miami en 1994 a instancias de EE.UU. y muerta en la Cumbre de las Américas del Mar de Plata (Argentina) en 2005.
Cuando se celebró aquella cumbre en Argentina, bajo la presidencia entonces de Néstor Kirchner, se respiraba con fuerza en América Latina el pensamiento bolivariano inspirado por el venezolano Hugo Chávez.
Esa coyuntura permitió que, ante la presencia del expresidente de Estados Unidos George W. Bush, los líderes latinoamericanos tumbaran el ALCA, mientras los ciudadanos lo sepultaban en las calles al grito "¡Alca, al carajo!.
Hoy en Cali, casi ocho años después de aquel 5 de noviembre del 2005, cuando se vetó el ALCA, los mandatarios de la Alianza del Pacífico no ocultaron su cara más neoliberal en su VII Cumbre.
"Si no abrimos los mercados no encontramos fuentes de producción, nos estancamos, como ha ocurrido a los países que han rechazado el libre comercio", afirmó el anfitrión y desde hoy presidente del organismo, el colombiano Juan Manuel Santos.
Este mensaje lo reafirmó al citar como ejemplo a Deng Xiaoping, el artífice de la apertura de la economía china en la década de los años ochenta del siglo pasado, y asegurar que las cuatro naciones de la Alianza tienen la misma visión: "creen en el libre comercio y tienen las más altas tasas de crecimiento".
Aseguró así que este proceso de integración es el "más importante de América Latina en toda su historia".
El chileno Sebastián Piñera coincidió en que el camino es "la libertad, la libertad amplia, sin exclusiones en el campo político, económico y social", al hablar claramente de una "economía social de mercado, libre, abierta, competitiva y transparente".
"Siento que son estos principios los que nos han guiado en estos años de la Alianza Pacífico y los que deben seguir guiándonos", manifestó.
Por su lado, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, ahondó en el hecho de que los miembros de la Alianza han "tenido un crecimiento mayor al promedio de la región y al mundo entero", al expresar su convicción de que "la ruta para revertir los escenarios de pobreza y desigualdad es a través del estado democrático".
Pero también "hacer del libre comercio una ruta, un instrumento para potenciar el desarrollo, la competitividad de nuestras naciones y la productividad de la región en su conjunto", agregó.
El jefe del Estado peruano, Ollanta Humala, de corte nacionalista, también defendió las posturas más neoliberales de la economía.
"La Alianza del Pacífico es un espacio muy importante, estamos creando una de las zonas más avanzadas en comercio que permitirá el libre tránsito de mercancías, servicios, capitales, personas, y crear una región de oportunidades para las inversiones en el mundo", apuntó Humala.
Y lo justificó en que "hoy día hay mucha plata, pero el tema es que hay una recomposición de las corporaciones, están viendo donde pueden sembrar sus capitales y la Alianza del Pacífico es una oportunidad para todos los capitales que están deambulando".
Al término de la cumbre, Piñera insistió en que la Alianza "no pretende reemplazar ni sustituir, algún día, una alianza de mayor envergadura, pero sí constituye una ventana para acelerar el proceso de integración".
Afirmación que compartieron Santos y Peña Nieto, tras unos segundos de silencio, cuando se les preguntó sobre si la Alianza resucita el espíritu del ALCA.
Humala, al que los periodistas una vez más exigieron ser claro sobre su visión política y económica, contestó que el espíritu que recoge la Alianza es de "integración amplia y profunda" y que es el momento de aprovechar una "gran oportunidad".
La resurrección del espíritu del ALCA en Cali llega tras el fallecimiento de aquellos que pusieron toda la fuerza en su destrucción: el argentino Néstor Kirchner, quien murió el 27 de octubre de 2010, y el venezolano Hugo Chávez, el pasado 5 de marzo.
Las palabras de Chávez pronunciadas en el Mar de Plata: "Cada uno de nosotros trajo una pala, una pala de enterrador, porque aquí en Mar del Plata está la tumba del Alca", pasaron a la historia. EFE