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Unas 90 familias de las dos Coreas se reunieron este lunes en Corea del Norte, llorando y abrazándose después de haber sido separadas durante más de seis décadas por la Guerra de Corea de 1950, la cual duró hasta 1953.
Las breves reuniones durarán en total sólo 11 horas en los próximos tres días en el complejo turístico de Mount Kumgang después de que ambos países reiniciaron los intercambios este año tras una crisis por los programas nucleares y de misiles de Pyongyang.
El líder norcoreano, Kim Jong Un, y el presidente surcoreano, Moon Jae-in, acordaron la nueva ronda de reuniones durante su primera cumbre en abril.
Unos 330 surcoreanos de 89 familias, muchos de ellos en sillas de ruedas, se reunieron con 185 parientes de Corea del Norte, abrazándose entre lágrimas, alegría e incredulidad. Algunos tenían dificultades para reconocer a familiares que no habían visto en más de 60 años.
"¿Cuántos años tienes?", preguntó Kim Dal-in, de 92 años, a su hermana, Yu Dok, tras mirarla brevemente en silencio. "He vivido todo este tiempo para reunirme contigo", respondió la anciana de 85 años, secándose las lágrimas mientras sostenía una fotografía de su hermano durante su juventud.
"Tíos, reciban mi profunda reverencia", dijo Seo Soon-gyo, de 55 años, mientras su padre de 87 años, Seo Jin-ho, se reunía con dos hermanos menores, Chan Ho y Won Ho.
Kim Gyong Sil y Gyong Yong, de 72 y 71 años, con un traje tradicional violeta claro de hanbok, se quedaron mirando nerviosamente la entrada antes de que apareciera su madre de 99 años, Han Shin-ja. No pudieron hablar durante unos minutos, llorando ruidosamente y frotándose las mejillas y las manos.
"Cuando huí de casa en la guerra…", dijo Han, incapaz continuar por la emoción.
Las familias separadas son víctimas de un estancamiento político de varias décadas entre los vecinos desde que la guerra de 1950 a 1953 terminó en una tregua en vez de un tratado de paz, y los vínculos habían empeorado por el avance de Pyongyang en sus programas de armas.
Más de 57.000 sobrevivientes surcoreanos se han registrado para las breves reuniones familiares que a menudo terminan en dolorosas despedidas.
Durante años Seúl ha estado pidiendo reuniones regulares entre familias separadas, incluyendo el uso de videoconferencias, pero los programas de reunión a menudo se han suspendido debido a las frágiles relaciones con Pyongyang.