Londres vive hoy una jornada plagada de alteraciones en el transporte por la huelga de 48 horas que secundan los trabajadores del metro de la capital británica, como rechazo al planeado cierre de taquillas y la supresión de casi mil empleos.
La red de metro de la capital, utilizada a diario por tres millones de usuarios, opera servicios reducidos desde las 20.00 horas GMT de ayer en nueve líneas ante el paro convocado por el sindicato RMT por la clausura por parte de la empresa London Underground de 260 oficinas de billetes y la eliminación de 950 empleos en 2015.
Frente a las alteraciones en el metro, muchos londinenses optaron por maneras alternativas de transporte para ir a trabajar.
La bicicleta fue como una de las más populares, mientras otros caminaron, tomaron autobuses o utilizaron el coche, lo que generó un incremento inusual de tráfico en las carreteras de la ciudad.
Casi 8.000 autobuses se pusieron en funcionamiento en las calles de Londres al haberse añadido 266 servicios para suplir las alteraciones en el metro.
Se trata de una de las huelgas más conflictivas de la capital británica, con ocho millones de habitantes, y que hasta el último minuto trató de evitarse si bien continuó hacia adelante tras no prosperar las negociaciones entre sindicatos y la empresa LU.
El director gerente de London Underground, Mike Brown, subrayó hoy que "miles de empleados y voluntarios trabajan duro esta mañana para mantener Londres en funcionamiento y a los clientes informados frente a esta huelga sin sentido".
En las líneas de metro que operaban servicios mínimos, las aglomeraciones de usuarios fueron llamativas, especialmente en horas "punta", a partir de las 6.00 horas GMT, cuando comenzaban a funcionar los trenes, y hasta alrededor de las 9.00 horas GMT.
A este paro laboral le seguirá otra huelga prevista para la próxima semana, que comenzará el próximo 5 de mayo a las 20.00 horas GMT y durará tres jornadas.
El secretario general del sindicato RMT en funciones, Mick Cash, lamentó hoy que London Underground "se haya atrincherado en una posición obcecada y se hayan negado a ceder un centímetro en su postura de cerrar todas las oficinas de venta de billetes".
Según Cash, la posición adoptada por LU en esta disputa "contraviene el acuerdo alcanzando previamente a través del (servicio de arbitraje) Acas, que permitió suspender la ronda de acción previa, y supone una flagrante violación de las repetidas promesas del alcalde de Londres, Boris Johnson, de que ninguna taquilla se cerraría bajo su mandato".
No obstante, el sindicato ha enfatizado que sigue "disponible" para negociar sus "propuestas alternativas" a los planes de LU.
London Underground defiende que sus planes de renovación del metro que, en su opinión, "mejorarán radicalmente el servicio al cliente y ayudarán a rebajar las tarifas", no comprometerán "la seguridad".
El pasado febrero, el conflicto por la clausura de esas oficinas ya ocasionó alteraciones en la capital cuando los trabajadores fueron a una huelga de 48 horas, que provocó graves problemas de transporte.
Gestionado por la empresa pública Transport for London (Tfl) aunque con el servicio de mantenimiento privatizado, el metro de Londres es uno de los más caros del mundo, pues un billete sencillo de zona 1 -el centro de la ciudad se divide en seis áreas- cuesta 4,70 libras (5,6 euros).
Cada enero, las tarifas suben alrededor de un 6 % de media, lo que le ha permitido a TfL, perteneciente al Ayuntamiento de Londres, registrar beneficios anuales de unos 1.981 millones de libras (2.377 millones de euros)./EFE