EFE
Brasileños, croatas y otros extranjeros fanáticos del fútbol pusieron en jaque en Sao Paulo la afirmación de que el Carnaval de Río de Janeiro es, apenas, el mayor espectáculo universal.
El tren que desde el centro e Sao Paulo demoró 19 minutos llevando a una masa de aficionados al mayor evento de la historia de Brasil mostraba una confraternización global que contrastaba con las protestas y su represión policial, con gases lacrimógenos.
"Hay que protestar, pero hoy es el Mundial, las elecciones serán en octubre", dijo a Efe Celso Teixeira, que con su familia viajó en el tren suburbano equipado especialmente para la ocasión mundialista.
Sin paradas y con una distancia de 15 kilómetros entre la estación Luz y el centro de Itaquera, el tren abrigaba a croatas y brasileños, los rivales del debut, como parte de las casi 65.000 personas esperadas en el estadio.
El estadio Arena Corinthians exhibe la decoración de la FIFA y fue terminado, en clave futbolística, a los 45 minutos del segundo tiempo.
Marcelo Marques es un vendedor de Brasilia que compró por Internet una de las entradas más caras. "La corrupción en mi país es un desastre, pero la selección merece todo e respeto y apoyo", dijo a Efe.
Un grupo de argentinos sin boletos se acercó a hinchar para Croacia a las inmediaciones del estadio, un barrio de clase obrera en la degradad zona este de la ciudad, donde se hizo famoso en las últimas semanas el Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST), que ocupó un terreno al que bautizó "Mundial del Pueblo".
"Somos todos croatas, pero lo importante es estar en la ciudad del mundial", comentó entre risas Diego, venido de Misiones, noreste de Argentina, de la frontera con Brasil.
Los hinchas de Brasil se fotografiaban con el, al fin y al cabo todos admiradores de Neymar y Lionel Messi. De fondo, la canción ‘Sou brasileiro’, el tradicional himno de la ‘torcida’ (hinchada).
Una abogada paulista, Juliana Di Gregorio, dijo que no esperaba que el éxito del mundial pueda cambiar los errores de la clase política: "Para mí no es una decepción porque el país seguirá teniendo los mismos problemas de siempre. Espero que la presidenta Dilma Rousseff no hable porque será silbada".
Franceses vestidos de verdeamarillo hinchas del PSG y de Thiago Silva también comentaron a Efe que el objetivo era "sumarse a la fiesta universal".
Lo mismo un solitario hincha uruguayo, que mostraba orgulloso la bandera de su país, que es el mayor verdugo de la historia de Brasil, al que le arrebató el título de 1950 en el ‘Maracanazo’.
Los croatas, que le dieron a la noche anterior a la mayor ciudad sudamericana un toque rojo y blanco a los bares y discotecas, seguían en fiesta en los alrededores del estadio, que también estaba colmado por banderas del club que construyó el estadio para esta ocasión, Corinthians. Y muchos con panderetas compartían el samba de los anfitriones.
La llegada en transporte público al estadio, después de siete años de una preparación tortuosa, resultó un alivio para los hinchas locales ,que sufren, todos los domingos, la falta de estructura para llegar sin violencia y a tiempo razonable de sus casas al estadio para ver el campeonato brasileño
2014-06-12