EFE
Al llegar la medianoche en la isla tailandesa de Samed, las discotecas a pie de playa continúan abarrotadas de domingueros capitalinos y turistas extranjeros que ignoran el toque de queda impuesto por la junta militar.
La playa de Bangkok, como se denomina a la isla situada unos 150 kilómetros al sureste de la capital, es uno de los destinos tailandeses donde rige la prohibición de salir entre medianoche y las cuatro de la madrugada, pero pocos la cumplen.
Desde el pasado 22 de mayo, cuando el Ejército dio el golpe de Estado y declaró el toque de queda, la medida ha sido levantada en una decena de zonas turísticas, incluidas las islas de Phuket, Samui y Phang Nga, esta última escenario de la desenfrenada fiesta de la luna llena.
Sin embargo, otros destinos turísticos como Chiang Mai, Koh (isla) Samed o la propia Bangkok continúan con las restricciones oficiales, aunque se aplican con laxitud y algunos bares continúan abiertos hasta altas horas de la madrugada.
"El toque de queda es un gran problema para los turistas, algunos lugares nos piden que les dejemos abrir más tarde de las doce y nosotros tenemos que dejarles abrir", explica a Efe uno de los agentes de la única comisaría de Policía de Samed.
Según este policía, los militares no intervienen en los asuntos de Koh Samed: "vinieron la semana pasada porque la princesa estuvo en la isla pero, aparte de eso no han venido para nada relacionado con los turistas".
Un expatriado holandés que reside en la isla no se sorprende de la laxitud en las prohibiciones ya que, según asegura, "esta isla siempre ha sido tolerante con las restricciones como, por ejemplo, la de no vender alcohol de las dos a las cinco de la tarde".
Durante la noche del pasado sábado, el Ploy Bar & Pub, una de las discotecas más populares de Koh Samed, ofrecía espectáculos ígneos y música electrónica pinchada por un DJ hasta altas horas de la noche.
Turistas extranjeros de países como Canadá, Italia, Argentina o Alemania coincidían en asegurar que no han tenido ningún problema al viajar por Tailandia y, por lo general, en disfrutar de la vida nocturna.
Alrededor de la una de la noche, comenzó una lluvia monzónica que tampoco logró dispersar a los turistas, quienes continuaron consumiendo bebidas en cubos de playa y bailando música occidental y oriental.
Los encargados de la reserva nacional de Koh Samed son, junto a la Policía, la única autoridad en la isla, ya que se ocupan de cuidar su ecosistema y de recolectar la tasa de entrada en el parque, de 200 bat (unos 9 dólares).
"Los turistas no respetan el toque de queda aquí", confirma uno de los guardias del parque nacional.
Los militares han advertido de que van a vigilar el desarrollo de los lugares en los que se ha levantado la restricción para evitar protestas contra el golpe.
Desde la asonada perpetrada por el general Prayuth Chan-Ocha, la junta militar ha citado a comparecer y puesto bajo arresto temporal a más de 300 personas entre políticos, periodistas y activistas, además de imponer la censura en los medios.
Además, 19 países, incluida España, han recomendado a sus ciudadanos no viajar a Tailandia.
El sector ha rebajado la previsión de llegada de turistas para este año a 26,8 millones, frente a los 28,04 millones estimados inicialmente.
Según la Asociación de Agencias de Viajes de Asia Pacífico, hubo unas 5.000 cancelaciones de visitas a Tailandia al día siguiente del golpe de Estado, que ha llevado a 62 países a emitir alertas a sus turistas, 19 de ellas desaconsejando el viaje. EFE
2014-06-09