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La presidenta Dilma Rousseff insistió que la misoginia influyó en la decisión de un juicio político en su contra, al argumentar que está segura que sería tratada de forma diferente si fuera hombre.
Rousseff, la primera mujer en ejercer el máximo cargo del país, hizo los comentarios tras la apabullante votación de 367 votos contra 137 en la cámara baja del Congreso para continuar con el proceso para su destitución.
"Han tomado una actitud hacia mí que no tomarían con un hombre" dijo y agregó que "lamento profundamente el nivel de prejuicio contra las mujeres".
Las feministas catalogaron de sexistas algunos de los discursos y señalaron que algunos legisladores portaban letreros que decían "Chao, querida".
Rousseff dijo durante una conferencia de prensa en la capital que cree que la cultura misógina muy enraizada en Brasil es un "fuerte factor en este tema".
La presidenta es acusada de utilizar tácticas presupuestarias ilegales para mantener al gobierno a flote durante la fuerte recesión económica. Dijo que gobiernos previos utilizaron las mismas políticas y catalogó de "golpe" al juicio político orquestado por un poderoso rival afligido por acusaciones de corrupción y empeñado en vengarse.
Si el Senado vota apara aceptar la medida, Rousseff de inmediato será suspendida y el vicepresidente Michel Temer tomaría el poder de forma temporal. El Senado entonces tendrá seis meses para fallar si sacar definitivamente a Rousseff del puesto, en cuyo caso Temer completaría el periodo hasta que concluya en el 2018.
La crisis política ha aumentado la incertidumbre del país sudamericano más grande, que atraviesa su peor recesión económica en décadas y se ha visto afligido por las revelaciones que surgen casi todos los días sobre la investigación de corrupción más grande en la historia del país.
Muchos de los congresistas que votaron a favor del juicio político también enfrentan acusaciones o investigaciones sobre sobornos que involucran a la empresa petrolera estatal Petrobras.
Rousseff reconoció que la desastrosa economía ha afectado su popularidad, pero culpó en parte a factores más allá de su control, como la ralentización económica en China, la caída en los precios de servicios públicos y la sequía.
Rousseff indicó que el juicio político es un "acto explícito de venganza" ya que su partido no ayudó al presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, a evitar un posible juicio por acusaciones de corrupción. A Cunha se le acusa de recibir 5 millones de dólares en sobornos.
El vicepresidente Temer y el jefe del Senado, Renan Calheiros, también están implicados en el escándalo de Petrobras.
Bajo las normas para un juicio político, podría tardar hasta 40 días para que se decida el destino de Rousseff. Sin embargo, la velocidad del proceso depende de Calheiros, que podría demorar cualquier juicio durante meses.