La estancia del extécnico de la CIA Edward Snowden en la zona de tránsito del aeropuerto moscovita de Sheremétievo se ha convertido en una "patata caliente" pero sabrosa para el Kremlin.
No es frecuente que un antiguo miembro de los servicios secretos de Estados Unidos al que se le presume la posesión de ingentes volúmenes de información más que privilegiada llegue a Moscú como fugitivo de la Justicia, sin papeles, con toda la indefensión que ello supone.
Apenas se informó de que Snowden había arribado a la capital rusa en un vuelo procedente de Hong Kong, diversas fuentes próximas a los servicios secretos rusos apuntaron que sería un error desaprovechar una oportunidad de oro.
"Los servicios de inteligencia y contraespionaje tienen qué preguntar a una persona tan informada. Y no tengo ninguna duda de que así será", dijo a la agencia Interfax en condiciones de anonimato un exmiembro de los servicios secretos rusos.
Snowden, quien filtró a la prensa detalles de programas secretos de vigilancia masiva de comunicaciones telefónicas e internet, es desde este punto de vista un activo valioso para cualquier agencia de inteligencia.
"Nuestros servicios especiales no han trabajado ni trabajan actualmente con el señor Snowden", declaró no obstante este martes en Finlandia el presidente ruso, Vladímir Putin, al confirmar que el hombre buscado por Estado Unidos se hallaba en el aeropuerto moscovita.
El jefe del Kremlin también fue categórico en señalar que Rusia no extraditará al fugitivo a Estados Unidos con el argumento de que no existe un acuerdo bilateral sobre la materia.
El Kremlin parece sentirse cómodo en el papel de protector de un hombre al que algunos consideran un paladín de la transparencia de la información, sobre todo cuando Rusia es objeto de frecuentes críticas precisamente por coartar la libertad de expresión.
Además, la defensa de Snowden es una baza importante en política interna, aplaudida por nacionalistas de derechas e izquierdas, que ven en este pulso una oportunidad de plantarle cara a Estados Unidos, su histórico rival.
"Es una gran oportunidad. Podremos devolverle la bofetada a Estados Unidos", declaró hoy a la agencia Interfax el escritor opositor Eduard Limónov, dirigente de la izquierda radical nacionalista.
Limónov se refería a la negativa estadounidense de entregar a Moscú al ciudadano ruso Víctor But, conocido como el "Mercader de la Muerte", quien cumple una condena de 25 años de prisión en Estados Unidos por vender armas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
En todo caso, aún está por ver hasta qué punto el "caso Snowden" afecta las relaciones entre Rusia y EEEU, que trabajan actualmente en los preparativos de la próxima cumbre bilateral que se celebrará en Moscú los días 3 y 4 de septiembre próximo.
Aunque las autoridades rusas han subrayado que Snowden puede permanecer en la zona de tránsito de Sheremétievo el tiempo que desee, parece poco probable que el presidente de EEUU, Barack Obama, coincida en Moscú con el técnico de la CIA.
Ecuador, país al que Snowden ha solicitado asilo, ha declarado por medio de su canciller, Ricardo Patiño, que el estudio de esta petición podría llevar tiempo, hasta un par meses, aunque hoy mismo precisó que la decisión podría tomarse en cualquier momento.
Pero no es la única puerta que puede abrirse ante Snowden: ayer, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, dijo que "casi seguro" daría asilo Snowden si el estadounidense lo solicita.
El mensaje de Maduro, quien participará en el Foro de Países Exportadores de Gas que arranca en Moscú el próximo lunes, es prácticamente una invitación a pedir refugio.
Además de participar en la cumbre gasística, el sucesor del Hugo Chávez se reunirá con Putin, y no es osado suponer que el "caso Snowden", se haya resuelto o no para entonces, será abordado en sus conversaciones.EFE