EFE
El último proyecto del fotógrafo Colin Boyd Shafer, Cosmópolis Toronto, se ha convertido en los últimos meses en una de las obras artísticas más populares de Canadá: retratar, a través de sus habitantes, la diversidad de naciones que coexisten en la ciudad canadiense.
Toronto, la urbe más populosa de Canadá, es considerada desde hace años una de las más multiculturales del mundo. Pero hasta ahora nadie se había lanzado a probar que realmente todo el planeta se puede encontrar en la ciudad. Desde luego no a través de retratos.
En poco menos de un año, el fotógrafo canadiense Colin Boyd Shafer ha conseguido retratar habitantes en Toronto procedentes de 196 países. Un retrato por cada país en el que cada individuo posa en el lugar de Toronto donde más se siente en casa y con un objeto en sus manos que le recuerda su pasado.
"Los que faltan son lugares más pequeños que Toronto. El mayor es Timor Oriental, con 1 millón de personas. Si no encuentro personas de más países, creo que es estadísticamente posible decir que tenemos a todo el mundo", declaró Shafer a Efe.
El fotógrafo, de 31 años y que combina su profesión con la de profesor de geografía, confiesa su pasión por los conceptos de migración y diversidad.
Ha visitado alrededor de 40 países de todo el mundo, ha vivido varios años en Asia y su historia familiar es una intrigante mezcla de accidentes migratorios en los que España y Latinoamérica juegan un papel importante.
Su abuelo, John Boyd, nació en el norte de España en el seno de una familia de ingleses. De hecho, Shafer todavía tiene familia en España, concretamente unos tíos en la pequeña localidad cántabra de Ramales de la Victoria.
La llegada en la década de los años cincuenta a Canadá de John Boyd, de su mujer, a la que conoció en Londres, su hija, y la madre del fotógrafo, fue un accidente.
"La historia es que mi abuelo estaba buscando un trabajo y encontró un anuncio en un periódico sobre lo que creyó era un puesto de profesor en Colombia", explica Shafer.
"A mi abuela le pareció perfecto porque quería ir a un país de habla española. Pero cuando mi abuelo recibió la carta en la que le aceptaban para el puesto, se dio cuenta que la dirección era (la provincia canadiense de) Columbia Británica".
Cosmópolis Toronto, a la que se puede acceder en www.cosmopolistoronto.com, ha sido en parte consecuencia del compromiso personal de Shafer con su abuela, ahora una octogenaria con problemas de salud que reside en Toronto.
Shafer, que residía en Londres para cursar un máster, decidió ir a Toronto para cuidar a su abuela, lo que dio pie a que el fotógrafo pusiese en marcha lo que califica como "el intento de búsqueda del mundo en una ciudad".
Casi un año después, se muestra satisfecho con lo conseguido por Cosmopolis Toronto, que se ha convertido en uno de los proyectos artísticos más populares de Canadá en los últimos meses.
"Creo que una de las cosas importantes de este proyecto, desde el punto de vista educativo, es ver como en lo que llamamos diversidad, hay a su vez diversidad. Y es importante reconocer que en lo que llamamos diversidad hay individuos. Todo el mundo tiene una historia que contar y de la que podemos aprender", explica el artista.
"Espero que la gente pueda ver lo complicado que es ser de un país o etnicidad y no ser lo que la gente espera. La gente es más complicada de lo que parece por fuera o lo que señala su pasaporte" añade.
Shafer pone como ejemplo el caso de Ava, cuyos padres son emigrantes iraníes en Alemania. O el canadiense Clarence, "nacido en Nueva Escocia, descendiente de esclavos y canadiense de quinta generación".
El fotógrafo también señala que su objetivo "no era demostrar que Toronto es preciosa. Nadie me ha pagado por hacer este proyecto. Pero creo que Toronto es el mejor ejemplo de la fluidez de la cultura", afirmó.
"Creo que la mayoría de las grandes ciudades se encamina a esto. Nada es perfecto y Toronto no es la única ciudad con diversidad. Pero es el mejor modelo de esta cantidad de diversidad", termina diciendo.
2014-08-31