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Donald Trump hizo el pasado viernes lo que sus predecesores habían elegido evitar: eliminar al arquitecto de la influencia iraní en Medio Oriente que frustraba la política de Estados Unidos en la región.
Varios presidentes de Estados Unidos antes que Trump consideraron que matar a Qasem Soleimani, jefe de las fuerzas Quds de los Guardianes de la Revolución y encargado de las operaciones exteriores de Irán, provocaría una guerra en una región donde el ejército estadounidense ya está inmerso en conflictos en Afganistán e Irak.
Pero después de tres meses de enfrentamientos con las facciones proiraníes en la región, que culminaron con un ataque esta semana contra la embajada de Estados Unidos en Bagdad, el presidente estadounidense consideró que merecía la pena tomar el riesgo.
Si el Pentágono, que mató a Soleimani de un "disparo de precisión de un dron" cerca del aeropuerto de Bagdad, no hubiese tomado esa decisión, "hubiéramos sido culpables de negligencia", dijo el viernes el jefe del Estado mayor estadounidense, el general Mark Milley.
Estados Unidos tenía información "irrefutable", según la cual Soleimani preparaba acciones violentas de envergadura, añadió Milley."El riesgo de la inacción superaba al de la acción".
No se dieron detalles sobre los planes que supuestamente tenía Soleimani, pero un alto funcionario del Departamento de Defensa aseguró que el ataque se llevó a cabo en un momento fortuito.
Soleimani "llegó al aeropuerto y tuvimos una oportunidad", indicó el responsable en condición de anonimato."De acuerdo a las instrucciones del presidente, lo aprovechamos".
¿El fin justifica los medios?
Varios parlamentarios y expertos estadounidenses advirtieron que esta escalada en la tensión entre Estados Unidos e Irán podría conducir a los dos países a una guerra abierta.
Matar a Soleimani no fue una decisión menor, subrayó Max Boot, un experto de la organización Council on Foreign Relations, en una columna de opinión publicada por The Washington Post.
"Su muerte lo convierte en el líder militar extranjero de más alto rango asesinado por Estados Unidos desde que en 1943 se derribó el avión que llevaba al almirante Isoroku Yamamoto", dijo Boot, en alusión al oficial japonés que diseñó el ataque contra Pearl Harbor en diciembre de 1941.
Por su parte, Elissa Slotkin, exanalista de la CIA y experta en movimientos chiitas que trabajó en la Casa Blanca y el Pentágono durante los gobiernos de George W. Bush y Barack Obama, hoy representante demócrata en el Congreso, recordó que esos dos presidentes sopesaron el costo de matar a Soleimani.
"Lo que siempre contuvo tanto a presidentes demócratas como republicanos de apuntar al mismo Soleimani era una pregunta simple: ¿valía ese golpe tanto como la probable represalia, y el potencial de empujarnos a un conflicto prolongado?", escribió en Twitter.
"Las dos administraciones para las que trabajé concluyeron que el fin no justificaba los medios", agregó."La administración Trump ha hecho un cálculo diferente", indicó Slotkin.
Ned Price, asesor en ambos gobiernos, dijo que la administración Obama "nunca subestimó la importancia del papel" de Soleimani, y en particular su influencia más allá de Medio Oriente.
"Su control también se extiende hacia el oeste", agregó Price, señalando que la Fuerza Quds puede operar en Europa, América del Sur e incluso en Estados Unidos, donde ha sido acusada de intentar asesinar al embajador de Arabia Saudita en 2011.
"Demasiado peligroso"
Donald Trump tomó el camino contrario que Barack Obama retirándose en 2018 del acuerdo sobre el programa nuclear iraní negociado por su predecesor, eligiendo ejercer "presión máxima" sobre el régimen de Teherán a través de sanciones económicas severas.
Teherán respondió intentando bloquear el tráfico marítimo en el Golfo, derribando un dron estadounidense sobre el Estrecho de Ormuz y bombardeando instalaciones petroleras en Arabia Saudita.
La política de Trump ha beneficiado principalmente a los más radicales del régimen iraní, como Soleimani, dijo Gil Barndollar, del centro de estudios Defense Priorities."Solo ha aumentado su influencia en Irán".
El experto en Irán Will Fulton consideró que mientras en el pasado el riesgo de matar a Soleimani se consideraba demasiado alto, el general iraní se había vuelto demasiado peligroso.
"Su alcance e influencia se habían ampliado y la administración Trump pudo haber decidido que la influencia de Soleimani y su capacidad para inspirar acontecimientos en la región se habían convertido en una amenaza demasiado seria como para no responder", agregó.
2020-01-04
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