Un año después y en veinte minutos, el presidente Barack Obama volvió a explicar esta semana la teoría detrás de la modificación de la política exterior de Estados Unidos hacia Cuba, que había permanecido casi inalterada por medio siglo.
“Nuestra teoría original…no era que íbamos a ver cambios inmediatos o un relajamiento del control del régimen de Castro, sino que con el tiempo sentaríamos las bases para una transformación sustancial”, dijo el mandatario en una entrevista con Yahoo News.
“Cuanto más vean [los cubanos] los beneficios de la inversión de Estados Unidos, mientras más se entretejan los dólares a su economía y las telecomunicaciones se expandan para que los cubanos obtengan información sin censura, más se estaría contribuyendo a construir las bases para los cambios que sucederán con el tiempo”, agregó.
Al cumplirse un año de que Obama y Raúl Castro anunciaran el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países, todavía resulta sorprendente que ambos gobiernos lograran mantener en secreto durante 18 meses las negociaciones que conllevaron a ese acuerdo diplomático, señala Peter Kornbluh, uno de los autores del libro “Diplomacia encubierta con Cuba. Historia de las negociaciones secretas entre Washington y La Habana”.
“La apuesta de Obama está ahora dando dividendos para los intereses de EEUU y Cuba”, opina.
Sin embargo, los resultados aún no se corresponden con el gran entusiasmo que generó este acontecimiento, sobre todo entre empresarios de Estados Unidos. Más allá de Airbnb y compañías telefónicas como Sprint, han sido pocas las que han podido beneficiarse de la apertura.
Muchos coinciden en que la eliminación de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo y la apertura de embajadas en las capitales de ambos países son, hasta ahora, los resultados con más peso simbólico y político este año. Ser eliminado de la lista negra del terrorismo era un reclamo central del gobierno de la isla.
Estados Unidos aún no ha alcanzado un logro similar este año. La Administración quería algún acuerdo importante para marcar la fecha, pero con excepción del restablecimiento de correo directo entre los países, el titular “sexy” del aniversario aún no ha aparecido.
Un funcionario del Departamento de Estado mencionó durante una teleconferencia el martes al correo directo, la aviación civil, la protección del medio ambiente y la lucha contra el narcotráfico como temas en los que ya se han logrado acuerdos o podrían lograrse próximamente.
Al final de la tarde el miércoles, se dio a conocer que ambos países habían llegado a un entendimiento para buscar un acuerdo que conduzca a la reanudación de vuelos comerciales hacia la isla, pero las negociaciones tomarán meses. Las conversaciones se han visto estancadas debido a las millonarias demandas presentadas en cortes de EEUU para indemnizar a víctimas de acciones del gobierno cubano (lo que permitiría confiscar aviones de Cuba para pagarles). Un acuerdo sobre compensaciones, por escabroso y difícil que sea, no podrá obviarse en el futuro, si se quieren posibilidades reales de que compañías estadounidenses inviertan y operen en la isla con normalidad.
Cuba aún no ha respondido a la mayoría de los incentivos ofrecidos por EEUU. Las nuevas regulaciones promulgadas por la Administración permiten que compañías e instituciones estadounidenses autorizadas tengan “presencia física” en el país, abran cuentas en bancos de la isla y contraten a empleados cubanos. También, en teoría, se podría exportar a Cuba materiales e insumos a los cuentapropistas. La realidad es que el gobierno cubano ni siquiera ha abierto un mercado mayorista para los dueños de pequeños negocios y continúa monopolizando toda la actividad comercial.
Para muchos empresarios estadounidenses, ansiosos por invertir en la isla, parece desconcertante la lentitud en la reacción del gobierno de la isla. Hasta uno de los hijos de Fidel Castro, Alex Castro Soto del Valle, dijo que el proceso de cambio en Cuba “iba muy lento” debido al burocratismo, a los reparos de un ala “conservadora” en el gobierno y la corrupción.
El gobierno ha abierto ya unos 50 puntos de conexión inalámbrica a lo largo del país, lo que no se acerca, ni de lejos, a la demanda de proveer internet para toda la población. Por la parte estadounidense, y pese a los esfuerzos de lobby en el Congreso, el embargo y la prohibición de viajes a Cuba para la mayoría de los estadounidenses aún se mantienen en pie.
Sin embargo, James Williams, quien cabildea en el Congreso para eliminar el embargo, señala que “a pesar de que subsisten muchos desafíos en relación a la política de Estados Unidos hacia Cuba, hemos hecho más progreso en un año que en décadas”.
Cuba considera como “limitadísimas”, en palabras de su canciller Bruno Rodríguez, las medidas impulsadas hasta ahora por Obama y ha condicionado la normalización al fin del embargo.
Expertos legales como Stephen Propst aseguran que la Administración podría expandir aún más las categorías de viajes autorizados a Cuba, así como facilitar transacciones financieras, entre otras medidas de relajamiento de las sanciones.
Obama podría estar inclinado a hacerlo si, como dijo a Yahoo, el gobierno cubano acelera las reformas necesarias. Sin embargo, también parece haber tomado nota de voces críticas en el exilio cubano y el Congreso–sobre todos de los senadores y representantes cubanoamericanos–quienes han cuestionado su política por ofrecer un “salvavidas económico” al gobierno de la isla.
El Presidente dijo que sería “selectivo” y “cauteloso” al usar su autoridad ejecutiva para promover nuevos cambios económicos pues hay sectores en los que se beneficiarían principalmente los “compinches del régimen”.
Aunque en Miami, ciudad donde se concentra una parte importante de la comunidad cubanoamericana, no se vivieron actos de protesta multitudinarios como en el pasado, persisten grupos muy críticos entre los exiliados, quienes no han cesado de denunciar lo que consideran errores del Presidente al negociar con el mismo gobierno que los llevó a abandonar el país.
Pese a que estudios sociológicos apuntan a un cambio demográfico entre los cubanoamericanos, todavía el voto de la comunidad en las próximas elecciones presidenciales podría inclinarse hacia uno de los candidatos republicanos que han prometido desmantelar esa política. Y ello pese a que durante este año, se supo que la Administración cuenta con la asesoría de influyentes cubanoamericanos, como Jorge Mas Santos (Fundación Cubano-Americana) y Carlos Saladrigas (Cuba Study Group)./Con información de El Nuevo Herald
2015-12-17