Filipinas celebra hoy elecciones parciales tras una campaña en la que se han repetido los casos de violencia y compra de votos, aunque las autoridades aseguran que en menor medida que en otros años, informaron los medios locales.
Más de 30.000 policías y soldados velan por la seguridad durante la votación, en la que más de 52 millones de filipinos están llamados a elegir 18.054 puestos en el Senado, el Congreso y, mayoritariamente, en las administraciones provinciales y locales.
Según datos de la Policía, al menos 46 personas, en su mayoría funcionarios, han muerto y 50 han sido heridas en 72 incidentes relacionados con los comicios, comparados con los 176 casos de violencia registrados en 2010 y los 229 en 2009.
Muchos casos de violencia se producen en los territorios controlados por la guerrilla comunista del Nuevo Ejército del Pueblo, que ataca a los candidatos que se niegan a pagar el impuesto revolucionario para hacer campaña.
El peor caso ocurrió el pasado 25 de abril, cuando trece personas murieron después de que un grupo armado no identificado disparó contra una caravana electoral en la isla de Mindanao, en el sur del archipiélago.
El presidente filipino, Benigno Aquino, indicó que confía en el buen resultado de los candidatos de su formación, el Partido Liberal, con la esperanza de aumentar su número en el Senado, en manos de la oposición.
Como en anteriores comicios, predominan los candidatos de clanes políticos con nombres famosos como Imelda Marcos, viuda del dictador Ferdinand Marcos, o el campeón de boxeo Manny Pacquiao.
Un total de 3.049 personas han sido detenidas por violar la prohibición de portar armas durante la campaña electoral que comenzó el 12 de febrero y concluyó el sábado.
Además del problema de la violencia, las elecciones en Filipinas se caracterizan por el fraude y la compra de votos, que este año varía de los 1.200 pesos (29 dólares o 22 euros) que ofrecen en partes de la isla de Luzón (norte) hasta los 2.000 pesos que se pagan en la provincia de Zamboanga Sibugay, en Mindanao (sur).
Más de 44.000 candidatos se postulan a 12 escaños en el Senado, la mitad del aforo, el Congreso de los Diputados y más de 17.000 cargos en administraciones provinciales y locales.
Los parlamentarios filipinos tienen un mandato de tres años, salvo los senadores, que es de seis, como el jefe del Estado, que es elegido por voto directo y es quien decide la formación del Gobierno. /EFE