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Asalariados a olvidarse de casa, carro y viajes

Jueves, 08 de septiembre de 2016 a las 08:00 pm
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Calcular cuánto tiempo y dinero le lleva a un venezolano con sueldo mínimo realizarse, puede convertirse en un tema irritante y desalentador.

Desde el 1 de septiembre el sueldo mínimo quedó establecido en 22.576,60 bolívares, más un bono de alimentación que se incrementó en 129%, al subir a Bs. 42.480. Al sumarlos, el ingreso mínimo del venezolano es de Bs. 65.056; sin embargo, para los altos costos de vida, esa cantidad sigue sin ser suficiente para cubrir, al me- nos, las necesidades más elementales.

Cifras. Anualmente la encuestadora Datanálisis recauda números sobre la distribu- ción de ingresos y el uso personal que dan los venezolanos (mayores de 18 años) a su dinero. Según la última encuesta realizada el mes de febrero del año 2015, se observa que 48,3% de las entradas se gasta en alimentos, 8,7% en cuidado personal, y solo el 7,4% se invierte en la salud; es decir, el 64,4% del salario se destina a esas tres áreas. El 35,6% restante se va en recreación, transporte, servicios y ahorro, entre otros.

Canasta básica. Esta solo hace referencia a los productos de alimentación, sin incluir aquellos de higiene personal. En julio del año en cur-so, su precio se ubicó en Bs. 363.866,73, por lo que para adquirirla se necesitan 16 sueldos mínimos.

Según el portal Web Nuestra Venezuela, de 58 productos de la canasta, 25 escasean; lo que obliga a los venezolanos a ser magos para surtir sus neveras y, al mismo tiempo, pagar servicios básicos.

Los Clap. El Gobierno de Nicolás Maduro ha ideado varias técnicas para, de alguna forma, “desgastar” las mafias que están en pleno apogeo y que son la gangrena de los venezolanos: los bachaqueros.

Esta estrategia en su acrónimo esconde su “verdadero” objetivo: la consolidación de los Comités Locales de Abastecimiento y Distribución. El mandatario afirma que el objetivo de los Clap es convertirse en entes productivos; sin embargo, esto ha tenido más elementos negativos que positivos, puesto que se ha denunciado que privatizan las redes de distribución y se aleja cada vez más de ser una política de Estado.

El sociólogo Guillermo Aveledo asegura que estos están diseñados para que “haya una presión política” sobre la necesidad de las personas. Afirma que aunque en algún punto pareciera resolver problemas, el Estado no tiene la capacidad global para solventarlos y, además, los Clap están diseñados para fortalecer una hegemonía política. El objetivo no es favorecer a la población ni otorgar alimentos, sino profundizar un control político bajo la excusa de que hay una escasez de alimentos.

“Bachaqueros”. Pese a que existe una sanción de tres a cinco años de prisión para los que revendan productos de la cesta básica con el fin de lucrarse, los que manejan el mercado a diestra y siniestra son estos grupos que potencian los productos regulados y los revenden a un precio desmesurado.

Aveledo afirma que el “bachaqueo” es un efecto de o-tros fenómenos, como el de la restricción económica y los controles de precios. Aquellas “estrategias” que no afecten las causas concretas y estructurales del “bachaqueo” y la escasez, son medidas efectistas que no resuelven el problema nacional.

Estudios. Aunque la Defensoría del Pueblo instó a denunciar aquellos aumentos en las matrículas de los colegios privados, estas se incrementaron al menos en 100%, en el lapso 2016-2017, según reseña el portal Web de El Diario de Caracas. Solo para comprar una lista de útiles, se necesita más de un sueldo mínimo, según el portal Web Caraota Digital.

A nivel universitario, estudiar las carreras con más demanda, en cualquiera de las instituciones privadas, puede ser más oneroso de lo que podría pensarse, y un sueldo mínimo no alcanza para costear un trimestre o un semestre, y menos un año en una casa de estudios superiores.

Servicios públicos. No hay área que no se vea altamente afectada por la crisis, incluyendo los servicios de luz, agua, Internet, pólizas de seguros de vida y de automóviles, un mercado totalmente decaído por la inflación.

La destrucción del aparato económico ha restado posibilidades para una vida digna.

2016-09-09