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"Bochinche, bochinche", el distintivo criollo

Viernes, 27 de abril de 2018 a las 08:00 pm
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Jesús M. Gambús | [email protected]

Si Francisco de Miranda viviera hoy, lo más probable es que fuese sospechoso de la escasez de pan en los establecimientos caraqueños. Total, ser hijo de la panadera sigue siendo un karma nacional desde los tiempos de la colonia.

Evocar los orígenes del hijo de Francisca Rodríguez es también acercarse a la marca de fábrica criolla, con todos sus virtudes y defectos, más de los últimos, que a la hora de ponerlos en balanza, la perdida paciencia del precursor convirtió en una frase memorable: Bochinche, bochinche, esta gente no sabe sino bochinche”.

El país ha hecho poco en su historia constitucional por librarse de la definición de Miranda. El imperio de la ley y la lógica, reglas de oro de la sociedad, encuentra un sustituto en la nota al margen del folio oficial, que da un sentido diferente a lo que se pretendió reglamentar. Tan repetitiva es la viveza en la conducta criolla que muchos terminan peligrosamente aceptándola como natural y hasta divertida, sin darse cuenta a veces de la línea frágil que lleva hacia la ilegalidad y el crimen.

¿Tema intangible?

Aunque a primera vista, ventilar el tema ético provoque como reacción aquella frase de Luis Miquilena “¿Con qué se come eso’”, resulta que el asunto es nada menos que la piedra angular del país.

Basta con irse a la Constitución para encontrar en su artículo primero del titulo I “…La República Bolivariana de Venezuela es irrevocablemente libre e independiente y fundamenta su patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia y paz internacional en la doctrina de Simón Bolívar…”.

"Esto se lo llevó el diablo

No deja de ser preocupante que la observación popular sobre el quiebre de valores concluya con la sentencia “Esto se lo llevó el diablo”.

Cómo pedirle al diablo que nos regrese la moral en tiempos en que el vecino convertido en agente del bachaqueo le saca provecho a la escasez, por citar solo un aspecto del bochinche mirandino.

El sociólogo y profesor de la Universidad Católica Andrés Bello, Francisco Coello nos corrige: “el país no se lo llevó el Diablo, se lo entregamos al diablo”. “Una mayoría electoral, no todo el país, se lo entregó en el 98 a una persona que se sabía que iba a hacer esto que estamos viviendo”.

¿Por qué le resulta difícil al venezolano discernir entre lo propio, lo impropio, lo legal, lo ilegal, lo ético y lo antiético?.

Los estudios sobre el tema indican que el venezolano no entiende claramente desde la perspectiva cultural lo que es público, como algo que debe ser respetado, compartido,-afirma- y eso lo lleva a “tener dificultades para seguir las normas de convivencia”.

A su entender, la distorsión se expresa “a niveles demenciales en estos últimos años, de Gobierno, en el irrespeto, la incomprensión de lo que es tuyo, lo que es mío, y en la política de expropiaciones.

De carne y hueso

Coello aboga por que el país retome los valores, pero no en la espera de un ángel, sino de un presidente que respete las leyes, la democracia y regrese al libre mercado.

Sello andino

Al preguntar sobre qué elementos hacen que el respeto a la norma, a la ley se de más en el occidente del país que en el centro y la franja costera del país, el sociólogo pone atención en la composición familiar más consolidada, menos sujeta a los cambios e influencias de los otros estados del país.

2018-04-28

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