Carlos Carreño Zabala
El espectro empresarial es ampliamente conocido por Carlos Larrazábal González. No en vano es el presidente de Fedecámaras, asociación civil formada por entidades económicas gremiales privadas de Venezuela. El economista, que ha presidido otras instituciones como la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), ofrece un balance sobre la situación del empresariado y sobre las dimensiones que ha tomado la actual crisis económica nacional.
“Los problemas en el ámbito económico empezaron en el momento en que dejamos de tener un país que promoviera la inversión privada. Eso fue antes de la caída de los precios del petróleo y de las sanciones de Trump”, asegura Larrazábal, cuyas proyecciones para finales de 2017 no son alentadoras.
En cuanto a las medidas para revertir el complicado cuadro económico que se avecina, asevera que no observa correctivos eficaces por parte del Gobierno.
-¿Cuál es el estado de la situación productiva e industrial actual?
-Actualmente existe una reducción del aparato productivo dramática. Más de 5 millones 200 mil hectáreas de tierras productivas que fueron expropiadas, hoy no están produciendo y hacen faltan. Más de 1.500 establecimientos empresariales que fueron expropiados actualmente están prácticamente cerrados o trabajando a mínima capacidad. Venezuela va a sufrir por cuarto año consecutivo una caída trágica del Producto Interno Bruto (PIB), cuyo descenso en cuatro años es del 35%. En este momento tenemos una catástrofe económica y lo angustiante es que uno no ve propósito de enmienda y que se estén tomando los correctivos por parte del gobierno nacional.
-Con respecto a los correctivos, ¿existe ignorancia para aplicarlos o es un proyecto deliberado por parte del gobierno?
-Creo que hay un poco de todo. La realidad que estamos viviendo actualmente está perfectamente plasmada en el Plan de La Patria. Allí está indicado y hasta graficado el objetivo de minimizar al sector privado y maximizar al sector público o comunal. Estoy convencido de que aquí hay un proceso planificado para sustituir la empresa privada por otro modelo de propiedad que ha sido un desastre para la sociedad y nos ha llevado a la situación que estamos viviendo. Ahora a nivel político, se busca profundizar el modelo actual.
-Reiteradamente ha dicho que hay que cambiar el modelo político-económico actual, pero concretamente ¿Qué modelo propone Fedecámaras?
-Nosotros defendemos un modelo de la libre empresa, de libertades económicas y en donde el Estado en vez de ser un actor sea un tutor, un promotor y no un controlador asfixiante como lo tenemos actualmente. Ese tipo de modelos son los que han logrado éxito en las naciones que han pasado por graves crisis económicas. En esos modelos están las mejores prácticas operativas para manejar el país porque implican que haya estabilidad macroeconómica, competencia, mecanismos que favorezcan el emprendimiento y que exista un Estado que dé financiamiento.
-El gobierno ha enarbolado la bandera de programas como el Plan Chamba Juvenil, ¿los han contactado para este tipo de iniciativas?
-A mí en lo personal hasta el nombre de este programa “Chamba Juvenil”, me parece denigrante. Creo que para un joven que se le ofrezca una “chamba” resulta un término ofensivo. Al joven se le debe dar formación, la capacitación para que él pueda desempeñarse y, además, debe haber una economía donde pueda desarrollarse y mejorar su calidad de vida.
-¿Hasta qué punto es importante el tema de la capacitación para la recuperación económica?
-El tema de la capacitación es fundamental. Si nosotros queremos competir, es un tema que hay que abordar. Brasil, por ejemplo, lo hace de maravilla. En Venezuela, en vez de dedicarnos a esa formación nos dedicamos es a la “chamba juvenil” y a un programa de ideologización, en vez de darles herramientas a esas personas para que puedan trabajar por su propia cuenta y no depender del Estado.
-Usted hace todo un diagnóstico, pero el gobierno dice que la inflación en el país es inducida, ¿Qué opina al respecto?
-La inflación no es inducida. Nosotros por cuarto año consecutivo vamos a tener la inflación más alta del planeta y se debe, en parte, a que somos expertos en imprimir dinero inorgánico. Tan es así que ahora no se puede ni siquiera conseguir los billetes. Lo que sucede es que el político maneja su discurso para no asumir la responsabilidad pero lamentablemente las causas fundamentales de la inflación están ahí.
-¿Dónde están las causas de la inflación específicamente?
-Están en un Banco Central que perdió la autonomía, en la emisión de dinero inorgánico continua, en un modelo que en vez de aumentar la producción, la restringe. Es sencillo de entender: si se hacen políticas de aumento salariales que no van amarradas a una política de aumento de la producción, lo que aumentan son los costos. Sin embargo, se prefieren buscar excusas y artificios sin reconocer las causas del problema y si no se reconoce el problema, no va a haber solución.
-¿Qué tan perjudicial podría ser un aumento salarial en este contexto?
-Si se aumentan los salarios sin que eso esté acompañado de una política antiinflacionaria, que aumente la producción y que permita tener una mayor actividad económica, lo que se origina es más inflación. Este tipo de anuncios siguen siendo anuncios populistas ¿Quién no quiere un aumento de sueldos todos los días? Pero lo ideal es que se tenga capacidad de comprar con ese dinero.
-La guerra económica es un argumento del gobierno, ¿qué feedback tienen de sus empleados y de los sindicatos?, ¿Ha ganado el discurso de que los empresarios son los malos?
-Actualmente hay un fenómeno que creo que es muy interesante porque con todo y lo desarticulado que está el sindicalismo venezolano, el trabajador ha ido tomando mucha más consciencia porque ha entendido que la crisis económica nos afecta a todos.
-¿Qué ha cambiado en los empleados?
-Cuando Chávez estaba vivo y expropiaba empresas, la gente aplaudía esas expropiaciones. Ahora llega un funcionario y amenaza con la expropiación y los primeros que salen a defender son los trabajadores porque les angustia que pueden perder su trabajo.
-¿Qué sectores empresariales están más golpeados por la crisis?, ¿Hay alguna región del país donde la empresa privada esté al mínimo?
-Si se observa el PIB, se constata que no hay sector que esté en positivo. Todos los sectores y los subsectores económicos que suman el PIB están completamente mermados. En cuanto a las regiones, hay un caso atípico que es el estado Sucre. Ese es un estado que tiene todo para ser uno de los más prósperos de Venezuela. Tiene pesca, industria, agricultura y, sin embargo, es uno de los más pobres del país. No puedes ni hacer turismo porque nada más hay un vuelo a la semana. Ese es un ejemplo de la falta de políticas de desarrollo y de la influencia de la crisis.
-Si el presidente Maduro dice que quiere a Carlos Larrazábal para reunirse y establecer un diálogo, ¿iría? y de ser así, ¿qué le diría?
-Nosotros estamos convencidos que los países que han logrado salir de crisis es a través del diálogo y la negociación. No obstante, hay que optar por un diálogo distinto al del gobierno venezolano que te invita al Teatro Teresa Carreño y te sienta en un auditorio, da un discurso de cuatro horas y afirma que está dialogando con el sector privado. Eso no es dialogar, eso es formar parte de un show.
-Entonces, ¿cómo tendría que ser el diálogo con el sector que representa?
-El diálogo tiene que ser en el marco que establecen las normativas de la Organización Internacional del Trabajo, que incluya a todos los trabajadores y empresarios -incluso los de pensamiento diferente al gobierno-, que haya una agenda de trabajo y que cada quien esté dispuesto a ceder en algo.
-¿Qué estaría Fedecámaras dispuesta a ceder o a sacrificar en ese diálogo?
-Depende. Es muy difícil precisarlo porque estamos hablando en términos genéricos. Lo cierto es que hay que estar dispuesto a ceder para que este país salga de la grave crisis que tiene. Lo que se quiere es que estén dadas las condiciones para que dejen trabajar al empresariado, para que la persona pueda recuperar un salario digno y bien remunerado.
-¿Cuál es su proyección para el último trimestre de 2017?
-Las proyecciones no son nada favorables porque no se observa ninguna intención de mejorar o de corregir las raíces del problema, lo que nos puede llevar a una caída del 10% o el 12% del PIB y esperemos que esta cifra no sea mayor.
-¿Qué papel jugará Fedecámaras en estos meses?
-En Fedecámaras estamos trabajando fuertemente en la parte propositiva, en un proyecto de tener propuestas en todos los sectores para que cuando venga un cambio en el país tengamos propuestas más desarrolladas de las que ya tenemos. No es que no tengamos propuestas sino que las estamos bajando a niveles más operativos y creo que en Fedecámaras le vamos a dedicar bastante tiempo a la parte propositiva para ver como apoyamos la salida de la crisis que tenemos los venezolanos en este momento.