Sayaireth Castillo/[email protected]
La realidad del Cementerio General del Sur empeora cada día. El hacinamiento ha generado un caos total dentro del camposanto, y se hace visible la inseguridad y la falta de autoridad o algún cuerpo de seguridad.
Este cementerio, fundado en 1876, tiene dificultades con el espacio por la cantidad de fallecidos que reposan en sus espacios. No hay lugares para nuevas parcelas y debido al colapso, los que la poseen, se ven en la necesidad de rehusarlas.
Los terrenos no tienen capacidad para realizar ampliaciones, por lo que es posible encontrar los sepulcros casi uno encima del otro. Alrededor se puede observar el descuido de los espacios y los ataúdes fuera de lugar.
Es necesario resaltar el estado de abandono en el que se encuentra este camposanto, bien sea por el descuido de los mismos familiares, o por irregularidades que se presentan, como robos o profanaciones de tumbas.
Personas que frecuentan el cementerio denuncian que ha sido tomado por la delincuencia, por lo que se sienten indefensos ante el riesgo de perder sus pertenencias.
La profanación de tumbas y la venta de huesos y cráneos humanos pareciera ser el negocio del día en este cementerio.
La desidia del lugar reposa junto a los restos de los difuntos, que un día ocuparon los sepulcros de este camposanto.
Los que acuden a visitar a sus fallecidos temen por su seguridad, por lo que cada vez lo hacen con menos frecuencia y tratan de ir siempre en compañía de alguna persona y a horas en las que es posible encontrar más gente.
El contraste. El cementerio de La Guarita, conocido como el Cementerio del Este, por el contrario cuenta con espacios y terreno suficiente para realizar ampliaciones y seguir haciendo parcelas.
Los problemas de este camposanto se esconden a la vista, el ambiente es apacible.
Hay personas que se encargan de velar por la seguridad de los visitantes y resguardar los sepulcros, según se pudo constatar.
2015-07-20