Jesús M. Gambús | EFE | AP | [email protected]
A simple vista parece un cambio histórico. La hegemonía de la familia Castro que desde 1959 gobierna a Cuba con mano férrea concluye.
¿Cómo asimilar el retiro de Raúl Castro y la llegada de Miguel Díaz-Canel a la presidencia de la isla?. ¿Será una formalidad que ya estaba prevista? o, ¿Una posibilidad de un cambio en la política que el propio fundador del régimen, Fidel Castro reconoció como un fracaso?
Más de lo mismo
El exiliocubano no cree en el relevo y parte de él solicita a los gobiernos de la región, a que se desconozca la imposición de un sucesor.
En esa idea elevada ante la OEA se suscriben los dirigentes Berta Soler, Guillermo Fariñas, Antonio Rodiles y Jorge Luis García “Antúnez”.
Entre los argumentos del grupo destaca cuán “escandalosa la presencia castrista que ha exportado su tecnología represiva” a Venezuela y resulta “inexplicable el posicionamiento permisivo de la región”.
Para el escritor, periodista y analista político exiliado Carlos Alberto Montaner, el momento actual es crucial para la supervivencia del régimen: “La ecuación es sencilla: si el régimen sobrevive es a costa de que la sociedad continúe muriendo lentamente, más o menos como las ciudades se van deteriorando día a día”.
El exprisionero político Armando Valladares señala que el cambio en la cúpula del régimen es una “farsa” y podría ser la gota que haga rebosar el vaso: “imáginese el escándalo que hubiera suscitado que George W. Bush hubiera designado presidente de EE.UU. a su hermano Jeb”.
Para Valladares, cualquiera que resulte elegido será “un títere” de los designios de Castro, quien seguirá siendo secretario del único partido legal en Cuba, el comunista, el que, según la Constitución, es “la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado”.
Más expectativas
Cierto es que la ocasión aumenta las presiones como ya lo ha hecho el secretario general de la OEA, Luis Almagro y el vicepresidente de EEUU, Mike Pence. Por su parte, Amnistía Internacional confía en que se abra el diálogo, un primer paso para resolver restricciones sobre libertad de expresión y asociación en la isla que podrían repercutir en los derechos humanos.
Una sucesión a dedo para que nada cambie
Todas las apuestas dan a Miguel Díaz-Canel como el sucesor de Raúl Castro, con los 605 votos de la Asamblea del Poder Popular.
Diaz-Canel, próximo a cumplir 58 años años no es exactamente un revolucionario en el sentido que se le ha dado en Cuba al término.
El ungido es un universitario graduado en ingeniería electrónica. Ex Ministro de Educación Superior desde 2009 hasta 2012.
Nació el 20 de abril de 1960 en la provincia de Santa Clara, justo un año después del triunfo de Fidel Castro.
El llamado “Richard Gere cubano” se hizo militante del del Partido Comunista en 1997 y empezó a escalar posiciones en el Gobierno, primero en casa y luego en la ciudad de Holguín.
En 2013 era Vicepresidente Senior de los Consejos de Estado y Ministros de la República de Cuba, cargo que aún ocupa en la actualidad.
Toda esa trayectoria planificada al dedo por el partido único que rige en la isla da a entender que no habrá sorpresas mañana.
Aunque se le vea como una figura representativa, de perfil bajo, de llegar a la presidencia, Díaz-Canel tendrá que dar la cara al vecino Donald Trump y manejar la alianza con Venezuela, sometida a una severa crisis que permea a la isla.
2018-04-17
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