Lysaura Fuentes/@lysaurafuentes/Foto: EFE
Zozobra, llanto, necesidades y el comienzo de una vida nueva para los colombianos deportados.
Una gran cantidad de deportados han tenido que cruzar las aguas del río Táchira para llegar a suelo colombiano. Según las imágenes difundidas por agencias internacionales, se puede observar a los repatriados cargar sus utensilios en el hombro y cruzar las aguas que marcan la frontera colombo-venezolana.
Al menos 1.174 colombianos han sido deportados u obligados a dejar todo atrás, sus viviendas (algunas demolidas), enseres, amistades, trabajos o negocios. A través de medios de comunicación colombianos, se ha observado su llegada al vecino país, algunos deshidratados, otros con desmayos y también con angustia en sus rostros.
Este masivo movimiento ha generado en el lado del hermano país una crisis humanitaria, por esta razón el Gobierno colombiano habilitó centros deportivos en Cúcuta para que los deportados tengan la ventaja de dormir resguardados bajo techo.
Se conoce que decenas de voluntarios de la Cruz Roja laboran sin descanso para suministrar alimentos y atender las necesidades médicas y psicológicas de los repatriados.
La clausura de la frontera entre San Antonio del Táchira y Ureña es hasta el momento “indefinida”, pero el Estado de Excepción se efectúa sólo por 60 días.
Esta medida fue ordenada por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, tras una emboscada contra militares venezolanos y un civil, cuando se encontraban realizando una inspección en una zona fronteriza el pasado miércoles.