Arnoldo Arcaya | [email protected]
Su acercamiento a la comedia data de 1985, cuando vivía en Estados Unidos y no sabía inglés. Veía por televisión a Bill Cosby, George Carlin y Eddie Murphy (entre otros) y se preguntaba: "¿cómo alguien logra atrapar a la audiencia con sólo ser un narrador?".
En su juventud también vio a "Er Conde del Guácharo", otra de sus referencias.
Ahora es uno de los comediantes más conocidos del país, docente de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), orador y locutor. Ya no es sólo José Rafael Briceño, es el "profesor Briceño".
¿La gente se puede reír en esta "situación país"?
-De que se puedan reír no está en duda. Ahora, de qué se pueden reír es el punto. Las colas ya no son material, el chiste en enero, quizás febrero funcionaba, ahora no. ¿Cómo tú superas "la dieta de Maduro"?, ¿cómo tomas eso? Puedes hacer un juego de palabras.
Tengo la ventaja de que hago humor desde la ira, pero, cómo hacer el chistecito del "ja, ja" desde la "dieta de Maduro" cuando sabemos que hay gente comiendo en la calle, hay desnutrición. El venezolano está altamente saturado, estamos llegando al límite. Hasta las personas que tienen todo el dinero del mundo lo están viviendo: andan con escoltas de arriba hacia abajo, hay centros comerciales a los que no pueden ir. Hasta quien está en la clase "A" le pesa.
No creo que sea fácil hacer humor con todo, hemos llegado a un punto en que nos está pegando la situación. El Gobierno demuestra todas las caras de la locura política posible. Sí hay demasiados ángulos para hacer humor político. Sin embargo, el humor social tiene más dificultades.
¿Se debe hacer humor responsable?
-El humor tiene que ser irresponsable, un sinsentido que tiene que tener sentido. Hoy casi que tienes que morirte por número de cédula, eso no tiene sentido, pero tiene sentido dentro de la realidad en que vivimos. Es irresponsable por faltarle el respeto a la muerte, pero para la gente que quiere hacer humor es políticamente correcto.
No hay manera de hacer humor con responsabilidad, el comediante puede decidir de qué hablar y de qué no. Un comediante no está para ser docente, guía espiritual o moral, hay quienes lo hacen, pero el rol es hacer reír. Uno decide por dónde quiere ir. También hay distintivos públicos, distinto humor. El humor se debe al artista.
En el caso del venezolano el humor ha sido un mecanismo de supervivencia, pero también ha sido un mecanismo que nos ha hecho posponer la madurez política que deberíamos tener. Entonces, llega la duda: ¿los comediantes estamos contribuyendo a la crítica o al escape?.
¿Cómo es su comedia?
-Hablo desde la ira. Es muy fácil hablar en contra del Gobierno, es lo que la gente está esperando, yo hablo contra el poder, contra la religión, contra la historia, contra el hombre que se cree una gran cosa. Hablo contra la soberbia humana. La gente quiere ver otros ángulos de la realidad.
Jamás se puede hacer humor a favor del Gobierno. El comediante que está a favor del poder está pelando. Una de las principales funciones del humor es desnudar lo absurdo del ser humano, a esos que creen que tienen la razón infalible, a esos que son los poderosos autócratas. El humor debe mostrar el traje nuevo del emperador, tiene que hacer reír.
¿Ud es inconforme?
-Nadie se la puede pasar así de molesto y ser un ser funcional, la ira en escena es inconformidad. Lo que ha hecho evolucionar al mundo es la inconformidad.
¿Quién es el más gracioso, Chávez o Maduro?
-Chávez era un poliedro, podías agarrar al Chávez imitador, al cantante, el que no disfrutó del Carnaval, al paracaidista, al loco por Bolívar, al soltero.
Maduro ha tenido dos ángulos: el bobo y el cruel. El primero uno lo explotaba, pero cuando se está volviendo cruel ya los chistes no van. Hay quienes se ríen cuando dice una palabra mal, pero cuando lo está haciendo a la vez mete unos tipos presos. Me da igual si no se sabe los nombres de los estados, me interesa más que sepa qué son los verdaderos derechos y la separación de poderes.
Hay un antes y un después de lo de Villa Rosa. Eso te da a entender que Maduro es como un niño que cree en la Navidad. Se baja del vehículo, cree que es una parranda y se ve cómo reacciona con su cara, luego aplica la de sindicalista de "vamos a hablar". Él cree que todos los extras que van a sus actividades son reales, que la gente lo ama. Se baja creyendo que toda la vida lo han amado, cuando en un principio es un amor heredado. Chávez dijo: "amén a este". Es un nivel de locura interesante como fenómeno psicológico. Ya Maduro no da risa y lo peor que le puede pasar a un país cuando ya algo no da risa es porque tocó fondo. La gente más que reírse de Maduro se siente feliz si lo insultas.
Lo que quiero es que la oposición gane porque estoy harto de tener archivos de chistes de Capriles y Ramos Allup, estoy perdiendo mi trabajo. Necesito que estén en el poder para fregarles la paciencia.
¿Qué políticos te generan más ira?
-Jorge Rodríguez. La mayoría de ellos son mentirosos y manipuladores por necesidad, pero él lo disfruta. Es la perversión de querer tenerlo todo. Es sumamente hábil y me fastidia que una persona que tiene un talento increíble para la estrategia comunicacional y política esté dedicado a hacer algo tan dañino que ni él cree.
Por la oposición, Ramos Allup, porque ha seguido jugando a la polarización. Es el juego que nos ha traído hasta aquí. Él es un tipo que se está planteando ser presidente del país y tiene que tener un discurso de conciliación.
Desde la oposición debe haber la pedagogía de que en las transiciones hay que tragar grueso.
¿Cuál es el problema?
-El gran problema de nuestros políticos es que no tienen un título, le quitas el puesto político y están ponchados. Mi abuelo era embajador y cada vez que había un problema con un gobierno totalitario sacaba su estetoscopio y vivía de la medicina, mi abuela se ponía a hacer tortas. Pero estos políticos no saben vivir sin estar pegados a un teléfono o en una entrevista.
Para mí, el primer requisito para cualquier político es que tenga dinero para que no tenga que vivir de esto. Segundo, que tenga un título para que pueda vivir de algo, que sea pediatra, consultor o hasta chamán, el problema es que como no tienen nada hay que calárselos siempre.
-¿Ha recibido amenazas?
-Una sola, de muerte, con mi dirección, dándome a entender dónde vivo. Del Estado no, a veces llegan panas y me dicen que me están oyendo. Una de las cosas que el Gobierno le teme es al humor y más aún cuando tienes la capacidad de hablar hasta de la guerra económica.
Según ellos, hay una cantidad de empresarios que están dispuestos a quebrar porque les cae mal Maduro. El empresario lo que quiere es hacer dinero, para qué decir que están "suicidándose", ¿verdad? Prefiero la excusa de que la CIA tiene una aspiradora debajo de los supermercados y se está llevando los alimentos. No me hables de guerra.
2016-09-24