María Isabel Rangel | [email protected]
Lograr ser madres a distancia es considerada “la decisión más difícil” para aquellas mujeres venezolanas que dejaron a sus hijos por razones de migración. Sus pequeños se quedaron en el país con familiares y ellas viajaron al exterior con la esperanza de brindarles una mejor calidad de vida.
Katherine Machado, quien radica en Chile desde hace tres años, explicó que “sabes que tienes que ofrecerle a tus hijos una estabilidad, que en Venezuela no consigues ni trabajando todos los días”. Agregó que “mientras unas personas lo pueden ver como un acto de egoísmo, yo lo veo como el acto de amor más grande. No te vas para dejarlos, te vas para garantizarles una buena economía con la intención de, pronto, traerlos contigo”.
Machado tiene un hijo de siete años, expresó que “supe que tenía que irme cuando no había ni un bolívar encima para alimentarlo”. Además, detalló su experiencia de viaje. “Me fui hasta San Cristóbal en cola y recibí ayuda de un tercero para poder viajar por tierra hasta emigrar a Chile”, señaló.
Volveré
“Aunque hablamos diariamente por redes sociales, hay algo que me hace sentir una completa extraña frente a él. No de mi parte porque lo conozco muy bien, pero siento que mientras más tiempo pasamos separados, menos conexión de madre e hijo tenemos”, reflexionó.
Actualmente, Katherine Machado trabaja como cocinera en un restaurante de comida venezolana en la ciudad de Iquique. La mujer de 32 años compartió que ya tiene el dinero suficiente para llevarse a su hijo y hermana. Sin embargo la pandemia y los problemas con la documentación de sus familiares han retrasado la mudanza.
Por otra parte, Rosalba Valles lleva cinco años en México y lamenta perderse los momentos más importantes de su hija. “Lo más seguro es que tu relación con tu hija no vuelva a ser la misma por el tiempo perdido”, dijo.
La mujer de 37 años afirma que la idea de perderse la fiesta de quinceañera de su hija (pautada para finales de año) la “aterra”. “Me perdí su primer día en el liceo, me perdí su primer corazón roto y me sigo perdiendo cosas”, señaló.
Valles explicó que viajó al país latinoamericano por una oferta de trabajo, pero lamentablemente el viaje “era para una sola persona”, por lo que no pudo llevarse a su hija.
La mujer aportó que su hija vive con su padre y que es de “gran apoyo”, saber que tiene una figura paterna. “Aunque hace años termine mi relación con su papá cuando le explique que debía irme del país, él no dudó en mudarse con ella”, dijo.
Valles comentó que “ahora mi hija tiene una conexión muy especial con su padre y no quiero romper ese vínculo al querer traérmela para acá definitivamente. Emigrar es muy difícil y los niños no deberían pasar por eso”.
Pierden conexión al emigrar
La especialista en terapia familiar, la psicóloga Magaly Nieves, explicó que el gran riesgo y la consecuencia más común en estos casos de separación familiar, es que los hijos comienzan a ver a su madre de una forma “diferente” y es un “choque emocional”.
“Cuando se trata de niños pequeños, estos saben que ella está allí, que los quiere y apoya, pero ese amor de madre lo proyectarán en la figura femenina que los cuide, y si no tienen una mujer cerca entonces se apoyan al 100% en su padre o familiar masculino”, señaló la experta.
Además, explicó que “no quiere decir que no aman a su mamá, sí lo hacen, solo que es un amor diferente porque no hay presencia física, y eso siempre es un obstáculo, al igual que quienes perdieron a su mamá a raíz de la muerte”.
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