Sandy Barreto
El sufrimiento del inmigrante es vivido por cada persona de manera muy particular. Debe ser comprendido como un proceso de adaptación, con sus distintas etapas o fases, donde la persona despierta varias emociones tras el proceso de migración. Así lo define la psicóloga con experiencia en migración, Meury José Rivero.
Al padecer duelo migratorio los venezolanos se enfrentan a sentimientos y pensamientos “que pueden estar llenos de alegría, llanto, ansiedad y expectativas por la incertidumbre que implica irse del país. Pero estas características se despiertan en ambas personas, tanto en el que está tomando la decisión de emigrar como en el que finalmente decide quedarse”.
La migración está considerada “dentro del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales como un estresor, es decir que cuando hablamos de migración tenemos un factor estresante dentro de la vida de las personas, porque un éxodo implica un cambio de 180 grados”, expresó Rivero.
Al salir del país “debes dejar atrás estatus, familia, hogar, bienes y muchas veces hasta tu carrera. En el caso de los niños podemos estar hablando del colegio y los amigos. Entonces por eso se considera un estresor y requiere de atención sobre todo en el momento de tomar la decisión de emigrar, porque si se toma ese tipo de decisiones bajo estados emocionales intensos probablemente no se acepten las consecuencias que trae la migración”.
Se requiere ayuda psicológica para afrontar el duelo, aunque no todo el mundo lo necesita. Siempre hay excepciones a la regla: existen personas que vienen con fortalezas personales que les permiten afrontar cambios bruscos como lo implica una migración, sin necesidad de estar acompañados. Pero siempre deja huella en la psique humana.
La psicóloga Rivero asegura que “el choque cultural forma parte del duelo del migrante, es muy fuerte cuando tú intentas comunicarte y no te haces entender, esos elementos básicos afectan. Son códigos culturales que evidentemente no compartimos y empezamos a sentir una isla en el proceso de comunicación”.
A algunas personas les afecta la separación con la familia, contando que ahorita se acercan las navidades. La experta recuerda que en Venezuela esperábamos que llegara un puente, nos encantaba que un viernes o lunes fuera puente para así reunirnos con la familia.
El duelo por la diáspora puede durar meses o tal vez años, pero con diferentes etapas e intensidades. Para muchos va disminuyendo con el paso del tiempo y con los logros de los objetivos que se plantearon con la migración.
Síndrome de Ulises
Se llama así al síndrome del desterrado, cuyo efecto sobre la salud mental y física es contundente. Este síndrome es un cuadro agudo e intenso de estrés, ansiedad y depresión que acompaña normalmente a aquellos migrantes que realizan una migración forzada, cuyo origen es un conflicto humanitario, bélico y económico en el país de origen.
El impacto en la salud física y mental para las personas que sufren el hecho de migrar está en que hay menor rendimiento en lo laboral, presentan desgaste físico o enfermedades de carácter físico porque la persona empieza a somatizar, hay cuadros intensos de depresión que van a requerir incluso de medicación.
Rivero propone algunas recomendaciones para este tema que muchos atraviesan. se debe empezar por hacer “un listado de aquellas situaciones que son duras, con las que eres capaz y con las que no eres capaz de lidiar, para poder tomar la decisión de si se está apto para migrar. Es decir, si no se es capaz de adaptarse a un nuevo país y a una nueva cultura ¿qué vas a hacer emigrando?”.
Resalta que lo mejor es realizar una toma de decisión, bajo un examen de conciencia consciente, relacionado con la aceptación de cambio y de salir de la zona de confort.
Una vez que eso pase -cuando ya se ha emigrado- lo primero es que se “debe disponer a conocer el país al cual migró, no es viajar y hacer turismo porque te descapitalizas, se refiere a salir de la casa, conocer la cuadra dónde vas a vivir, reconocer cuáles son los espacios, dónde se toma el transporte público, dónde quedan los abastos o dónde te vas a surtir de alimentos; salir a una plaza y escuchar cómo se comunica la gente, observar cuáles son los códigos de alimentación para poder ayudarte en tu proceso de adaptación.
En la medida que te adaptes el duelo va a tener unos síntomas menos agudos, si no te adaptas vas a sentir mayor intensidad en las emociones que experimentas”.
Como ya viene navidad es importante que “se realice cualquier ritual que sea familiar, que nos conecte a nosotros con la esperanza, con la alegría, es decir: lo menos adecuado es encerrarse en su casa a llorar, porque entonces estamos preparando el campo para una depresión y eso no va a permitir que nos adaptemos. Y adaptarse es lo principal para poder lidiar con las emociones que genera un duelo migratorio”.
Se recomienda también realizar alguna actividad física que permita drenar y buscar redes de apoyo en el país receptor, es decir: si se es practicante de una religión “pues empieza a asistir a la iglesia de esa religión que queda en el pueblo al cual te mudaste. Es importante la adaptación y las redes de apoyo” .
En función de que vienen las fechas navideña “establecer vías y horarios de conexión con tus familiares en tu país de origen para verse todos en familia, porque aunque sea desde la distancia las palabras también abrazan”, destacó la psicóloga Meury Rivero.
2019-12-04
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