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Este martes llega al final la era de Barack Obama al frente de Estados Unidos, cuando se concrete una nueva elección presidencial en la potencia norteamericana. Durante la era Obama y Venezuela tuvo cientos de altos y bajos.
Con la llegada de Obama al poder como primer presidente negro de EEUU, se esperaba que las polémicas relaciones tejidas por el gobierno de Venezuela, bajo la política del presidente Hugo Chávez, se vieran positivamente afectadas al punto de conjurar las diferencias entre un devenido enemigo político ideológico y un histórico socio comercial.
Sin embargo, la luna de miel duró poco y el mismo 2008 se produjo una nueva ruptura.
Chávez, el azufre y el porvenir (2008-2012)
En septiembre de 2008, el presidente Chávez anunció la expulsión del embajador de los Estados Unidos en Venezuela, Patrick Duddy. Esto tras el señalamiento de que el Gobierno de Estados Unidos estaría involucrado en planes en contra del presidente de Bolivia, Evo Morales. En este sentido, Chávez ordenó al embajador Bernardo Álvarez, regresar a Venezuela.
En abril de 2009, los presidentes Chávez y Obama se encontraron en la Cumbre de las Américas, celebrada en Trinidad y Tobago, y Chávez le expresó su deseo de “ser amigo de Obama” y le regaló Las venas abiertas de América Latina, del escritor Eduardo Galeano.
Sin embargo, luego de varios encuentros entre Obama y Chávez, las relaciones entre ambos países se comenzaron a tensar, pues el mandatario venezolano acusó en varias ocasiones a Estados Unidos de querer “invadir al país”.
El 8 de enero de 2012, Livia Acosta, cónsul de Venezuela en Miami, es declarada persona Non grata por el Gobierno de los Estados Unidos y es expulsada del país. La expulsión se debió a que un canal estadounidense vinculó a la diplomática de estar inmersa en un plan para atacar varias plantas nucleares en los Estados Unidos. Un día después el Mandatario venezolano consideró esta expulsión como arbitraria.
El 20 de marzo de ese año, el Gobierno venezolano anunció la suspensión de las relaciones con Washington, hasta tanto no hubiese un mensaje claro de “cuál era el tipo de relación que quería los Estados Unidos” con Venezuela.
Tras la muerte del presidente Hugo Chávez, el 5 de marzo de 2013, Barack Obama reafirmó el apoyo de su país al pueblo de Venezuela, demostrando su interés en el desarrollo de una “relación constructiva”.
Maduro, el decreto y el contraataque del “Imperio” (2013- actual)
El 14 de abril de 2013, en Venezuela se celebran unas elecciones presidenciales tras la muerte del presidente en ejercicio, en las que se impone Nicolás Maduro sobre el candidato Henrique Capriles, por un ajustado margen.
Un día después el gobierno de los Estados Unidos consideró prudente un recuento de los votos en las elecciones, puesto que el resultado de las mismas fue muy reñido.
El 4 de febrero de 2014, en Venezuela comenzaron una serie de protestas contra el Gobierno de Nicolás Maduro, como consecuencia de la alta inflación y escasez de los productos de la cesta básica.
El 19 de febrero de 2014 —con “La Salida” en plena ejecución— el canciller de la República, Elías Jaua, sostuvo un encuentro con embajadores de países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), con el fin de alerta la injerencia extranjera en el país, que según el canciller, pretendían dar un golpe de Estado contra Nicolás Maduro.
Ese mismo día, Obama condenó la violencia en Venezuela y pidió al presidente Maduro atender los “reclamos legítimos” de su país, en lugar de expulsar a los diplomáticos estadounidenses con “falsas acusaciones”.
El 20 de febrero del 2014, la cancillería venezolana emite un comunicado en repudio a las declaraciones del presidente Obama.
En diciembre del 2014, el presidente Barack Obama firmó una ley para imponer sanciones a funcionarios venezolanos que hayan estado relacionados con violaciones a los Derechos Humanos, durante las protestas que tuvieron lugar a principios de años.
El 3 de marzo del 2015, el presidente de los Estados Unidos emitió una orden de continuidad de un año de la “emergencia nacional”, declarada en el 2015 sobre Venezuela, donde, según indicó que la situación en Venezuela no ha mejorado y que “el Gobierno continúa erosionando las garantías de los Derechos Humanos”.
En abril de 2015, durante la realización de la Cumbre de las Américas, Maduro acudió a la cita en Panamá cargando cajas con más de 10 millones de firmas mediante las cuales exigía la derogación del decreto sancionatorio. Obama respondió mediante la Secretaria de Estado adjunta para Asuntos del Hemisferio Occidental que la orden ejecutiva no sería derogada.
El 9 de marzo de 2016, Barack Obama dice que la situación en Venezuela es una “amenaza para la seguridad nacional” de los Estados Unidos y anuncia la extensión del decreto sancionatorio en contra de funcionarios de la administración de Maduro.
Dicha acción se justifica a la “erosión de garantías de los Derechos Humanos por parte del Gobierno venezolano, la persecución a los presos políticos, y también a las protestas antigubernamentales.
El argumento para esta prórroga, Obama argumentó que “la persecución de los opositores políticos, la restricción de la libertad de prensa, el uso de la violencia y violaciones a los derechos humanos”.
Luego de la renovación del decreto del presidente Obama en marzo del 2016, el mandatario venezolano ha decidido retirar a su encargado, Maximilien Arveláiz.
Sin embargo, el 14 de junio de este año, Maduro ha expresado su disposición de abrir contactos y normalizar las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos.
2016-11-08