Luz Mely Reyes | Efecto Cocuyo
A las elecciones del pasado 6 de diciembre se llegó en medio de un mar de incertidumbres. Entre rumores, malas prácticas, críticas, abuso de poder, ventajismo, censura en varios medios de comunicación, divisiones y dudas arribó la fecha más esperada por los venezolanos.
La jornada del 6D es considerada histórica porque por primera vez la oposición en el país alcanza una supermayoría: 112 diputados es el número mágico de esta nueva Asamblea Nacional, con lo cual, la bancada que lo obtuvo puede tomar decisiones sin necesidad de negociar con sus vecinos. Se le considera un número casi inalcanzable, más aún por una oposición, y por eso el espíritu del constituyente es colocar la vara alta para que las fracciones puedan alcanzar acuerdos.
Esto no fue así con la AN de 2010. Uno de los ejemplos fue el consenso abortado sobre la renovación del CNE. A tres de sus miembros: Tibisay Lucena, Sandra Oblitas y Vicente Díaz se les vencieron sus períodos en 2014 y se requería el voto de las dos terceras partes de la AN para sustituirlos.
Sin la mayoría calificada, requerida por la Constitución, el 22 de diciembre de 2014 la plenaria de la AN no aprobó el preacuerdo alcanzado en el Comité de Postulaciones Electorales e inmediatamente, el presidente de la AN, el diputado Diosdado Cabello, recurrió a la sala constitucional del TSJ para que subsanara esta omisión. En cuatro días, el TSJ designó a los nuevos titulares del CNE. Repiten así las rectoras Lucena y Oblitas, entra al juego Luis Emilio Rondón. De esta manera un tanto abrupta inicia el proceso electoral que culminó con las elecciones del 6D.
La hoja de ruta
La MUD debió lidiar con sus propias debilidades. En medio de errores y aciertos, la oposición vivió en 2014 un proceso de polarización interno que enfrentaba dos maneras de ver la lucha contra el gobierno. Los que propugnaban una vía rápida, como la salida y los que se mantenían en sus creces con la vía lenta o electoral. En medio de esas diatribas, es escogido como “pitcher emergente” Jesús Chúo Torrealba, quien es nombrado coordinador general de la MUD, por quien no muchos apostaban, ya que le tocaba sustituir al conocido Ramón Guillermo Aveledo.
Luego de serios enfrentamientos internos entre los líderes de Voluntad Popular y Primero Justicia, el 23 de enero de 2015 se realiza un acto simbólico en el barrio El Morro, de Petare que es el comienzo de la hoja de ruta de la unidad electoral y de propuestas. Esta actividad tiene el toque Torrealba, quien había destacado en los últimos años por el programa de radio y TV Radar de los Barrios.
Aquel 23 de enero, el gobernador Henrique Capriles Radonski, la exdiputada María Corina Machado, el alcalde de la Gran Caracas, Antonio Ledezma y el diputado Freddy Guevara, de Voluntad Popular -organización liderada por Leopoldo López- suscribieron un compromiso con la Unidad. La MUD además debía lidiar con los que impulsaban la tesis de que este gobierno era una dictadura y como tal no saldría por votos, con los ataques del gobierno hacia sus líderes- encarcelamiento de Ledezma, juicio a Leopoldo López, retención de estudiantes en cárceles, aislamiento económico, inhabilitaciones a cuatro candidatos de la coalición opositora: Daniel Ceballos, Manuel Rosales, María Corina Machado y Enzo Scarano, intervención judicial en las estructuras de cuatro aliados -con la invisibilización en la de los medios audiovisuales y con los ataques interno que no quisieron sumarse a una tarjeta unitaria. El 22 de julio la MUD acuerda de postular las candidaturas en tarjeta única.
2015-12-13