María Corina Machado
Todos sabemos lo que va a ocurrir este domingo en Venezuela, lo sabemos aquí y lo sabe el mundo: es el asalto final a la república. En un acto burdo que ya ha sido desconocido por los venezolanos y toda la comunidad internacional democrática, este domingo Maduro se auto-sentencia.
A partir de este momento todas las fuerzas que presionan para su salida se intensifican y se alinean: la fuerza popular, la internacional, la institucional y la de los mercados.
Las violentas reacciones del régimen en estos últimos días, demuestran que la dictadura actúa como fiera herida y acorralada. Se enfurece ante una sociedad que desobedece: los médicos de Maracaibo, los periodistas en la Asamblea Nacional, las madres que protestan por comida en Anzoátegui, los presos políticos secuestrados en el Helicoide.
Las dictaduras se sostienen en la obediencia de la gente; de allí obtienen su poder. Cuando la sociedad desobedece, caen. Y hoy, Venezuela desobedece cada día con más brío. En Maturín, hace unos días, lo constaté en una de las más de 80 protestas que diariamente hay en el país: el hambre derrotó al miedo.
Junto a la creciente presión popular, está la comunidad internacional, quien le dio un ultimátum a Nicolás Maduro: no hagas esta farsa electoral. Se lo dijo la Iglesia Católica, la academia, los estudiantes. Maduro la hizo. Ahora tendrá que atenerse a las consecuencias. A partir del 21 de Mayo, nadie deberá decirle Presidente, y tampoco Comandante en Jefe. La fuerza internacional va a escalar con más sanciones, acciones diplomáticas y presión concreta.
La tercera fuerza en acción es la institucional. El juicio por corrupción en el Tribunal Supremo de Justicia legítimo en el exilio, con la aprobación de la Asamblea Nacional, avanza. Dentro de las Fuerzas Armadas, en unas horas, las pruebas de la culpabilidad directa de Maduro circularán como pólvora.
Hay una cuarta fuerza que no podemos ignorar: la de los mercados. Ésta arrancó y es implacable: ConocoPhillips busca conseguir los 2,04 mil millones de dólares que un fallo del tribunal arbitral de la Cámara de Comercio Internacional le concedió por la confiscación de sus activos de producción en Venezuela en 2007, de igual manera la empresa minera canadiense Russoro Mining por otro fallo de 1,2 mil millones, y la canadiense SNC-Lavalin demanda a Pdvsa por 25 millones de dólares por el impago de unos pagarés que le emitió a la contratista. El principio que sustenta los mercados, el de pagar y cobrar, es implacable.
Al que no paga, le cobran. La infinita corrupción e irresponsabilidad del régimen los llevó a acumular una descomunal deuda que ahora los asfixia financieramente. Los mercados, que durante años hicieron negocios astronómicos con el régimen, a costa del mejor interés de la Nación, ya se les voltearon.
La conjunción de todas estas fuerzas en el momento de mayor deslegitimidad y debilidad de la tiranía es nuestra mayor fortaleza. Éste nos encuentra unidos con un solo objetivo: la dimisión de Maduro.
Por eso, el 21 de mayo comienza el remate de una larga lucha.
Esta vez, no estamos solos. Nos acompaña la fuerza de los demócratas del mundo, que han tomado la firme decisión de apoyarnos porque un estado fallido y un régimen forajido es también su responsabilidad.
A cada venezolano, le ratifico: vamos a triunfar. Vamos a sacar a las mafias de nuestro país y a Maduro de Miraflores. Tenemos la fuerza, la razón y las ganas. Vamos a reconstruir una Venezuela con justicia, decencia, productividad, sin hambre y con libertad.
Este 20 de mayo, Venezuela desobedece. Y lo hacemos con plena conciencia de las implicaciones éticas y políticas de esta decisión. El no participar este domingo en la farsa electoral, es reivindicar el mandato del plebiscito del 16 de julio.
Es la hora de la desobediencia total. A partir del 21 avanzamos hacia las horas más desafiantes y peligrosas, como son las últimas de las tiranías.
2018-05-18
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