Jefferson Díaz | jdí[email protected]
El hogar del embajador Sadio Garivini di Turno es una galería de su carrera. Fotos con la premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, y con el papa Juan Pablo II son algunos de los instantes que marcaron el trabajo diplomático de Garivini. Nos recibe ataviado con una camisa de lino blanco e invitándonos a la biblioteca. Otro recinto donde se respira conocimiento, experiencia y certeza acerca de la geopolítica internacional.
"Puedes sentarte ahí. Esa silla sirve también como escalera para ordenar los libros en los estantes superiores", indica Garivini mientras con un ágil movimiento convierte a la pequeña poltrona en una silla de cinco escalones y luego, de nuevo, en un asiento. Un diminuto transformer de antaño.
Embajador, con los cambios recientes de gobierno en Argentina y Brasil, ¿cómo queda Venezuela en el mapa geopolítico de Suramérica?
-Bueno, para entender esto hay que recapitular un poco en la historia reciente de nuestro continente. A partir de 1999 se respiraban vientos de cambio, donde al menos cinco países dieron un viraje hacia la izquierda. A principios del siglo XX: Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina y Brasil lograron mantener con éxito un sistema político-social estructurado en el aumento de precios de la materia prima. China e India, países con una población muy grande, posaron su vista en Suramérica e invirtieron miles de millones de dólares. En el caso venezolano, y con la renta petrolera, esto significó un enorme flujo de divisas para el gobierno. Sin embargo, gracias a la ineficiencia de nuestros dirigentes, no se capitalizó en inversiones reales a largo plazo. Una situación que en menor medida, también se observa en países como Argentina y Brasil, es por eso que ahora sus ciudadanos le reclaman a un sistema fallido por el futuro del país. Son ejemplos de lo que podría pasar en Venezuela en el corto plazo.
Venezuela se caracterizó en su política exterior de adquirir apoyos a través de la renta petrolera. Ahora que el barril de crudo está en un punto bajo, ¿esto puede mantenerse?
-No, claro que no. Por ejemplo, un organismo como la Unión Suramericana de Naciones (Unasur) creado por Venezuela como contraparte de la Organización de Estados Americanos (OEA) donde casi todas las resoluciones estaban orientadas a avalar medidas populistas, ahora tendrá otro marco de acciones. Argentina, y ahora Brasil, los grandes del continente con gobiernos de derecha, ya no escudarán tan fácil cualquier arrebato que tenga Venezuela. Ahora, la política exterior venezolana debería apoyarse más en la precaución que en la acción. Pero cuando tienes a un Canciller que dice que su país tiene comida para alimentar a tres países, pareciera que perdieron el sentido de lo ridículo. Si es que alguna vez lo tuvieron.
Este año se ha hablado mucho de activar la Carta Democrática a Venezuela. ¿Podría suceder?
-Es difícil que haya un consenso general entre todos los Estados miembros para que esto pase. En especial con las naciones del Caribe, que han recibido tanto dinero de Venezuela, y no quieren ver ese apoyo comprometido en el futuro. Yo lo que creo que se podría activar es un grupo de amigos para tratar la crítica situación de nuestro país. Un ejemplo fue en Guatemala, durante su guerra civil. Uno de estos grupos fue activado y se logró la paz entre los grupos rebeldes y el gobierno.
Pero, actualmente la cara exterior de Venezuela está muy comprometida. ¿Todavía cuenta con el apoyo necesario para que la OEA no la sancione?
-Es cierto que muchas organizaciones no gubernamentales y actores políticos de la oposición han hecho un trabajo titánico para denunciar la situación de los presos políticos, la escasez de medicamentos y medicinas y la fuerte represión que viven los ciudadanos. Sin embargo, el trabajo diplomático es delicado, y a veces lento, por lo que cualquier decisión de peso que parte de un organismo como la OEA debe tener un gran consenso. Claro, ya existe una conciencia activa de parte de la comunidad internacional acerca de lo que está ocurriendo aquí. Por lo que no me extrañaría que más llamados de atención y sanciones de otras naciones hacia Venezuela vengan en camino.
¿Podría nuestro país quedarse solo en el ámbito internacional?
-Eso es muy difícil. Ningún país logra quedarse completamente solo en el mapa geopolítico internacional. Lo que si es cierto es que las relaciones que tenía con otros países están cambiando. Por ejemplo, en el plano económico Venezuela está clara que debe cumplir con sus acuerdos financieros para disminuir el riesgo de un default. Ya gobiernos como el de Argentina o Brasil que intercedían en nuestro favor para que sus comerciantes hicieran acuerdos con nosotros, dejarán de hacerlo. Ahora, si queremos importar algo, nos pedirán primero una garantía de pago.
Cuba ha empezado un cambio en su política exterior. Se ha acercado más a Europa y Estados Unidos. Quizás no tan rápido como quiere la comunidad internacional, pero lo ha hecho. ¿Dónde queda Venezuela en esto?
-Mientras los Castro estén en el poder, Cuba no virará por completo hacia la derecha. Ellos están viendo a China o Vietnam como ejemplo. Donde hay apertura económica pero el poder político sigue en manos de un pequeño grupo de gobernantes. Cuba primero recibía subsidios de parte de la Unión Soviética, una vez que esto acaba al tiempo llega Venezuela. Es obvio que ante la crisis económica que vive nuestro país, los cubanos tomen precauciones y se procuren otra manera de subsistirá.
Además, está muy claro que la miseria que inunda a la isla no puede seguir, por lo que los Castro miran a Estados Unidos y Europa como una válvula de escape, dejando a Venezuela como un comodín que probablemente podrán usar para fines políticos.
La ex presidenta Dilma Rousseff aseguro que le dieron un golpe de Estado. Luego, el presidente Nicolás Maduro lo secundó agregando que ahora vienen por Venezuela. ¿Podrá ser esto cierto?
-Lo que pasó en Brasil cumplió con los estatutos de su Constitución. No hubo golpe de Estado porque allá, gracias a su separación de poderes, se logró materializar una investigación por una niñada que hizo Rousseff para lograr más votos en su última elección. Eso de maquillar los datos en tu propio déficit fue una pésima jugada. En vez de hablarle directo a la población. Ahora, que el presidente Maduro diga que se quiere hacer lo mismo aquí es inaudito. Empezando porque en Venezuela no hay separación de poderes. Todos están controlados por el Estado, y ahora hay una gestión para activar el referendo revocatorio -un derecho constitucional- y los personeros del gobierno han hecho de todo por detenerlo.
En su experiencia como embajador, ¿conoce usted algún caso de otro país que haya pasado por lo mismo que está pasando Venezuela?
-Entre los países exportadores de petróleo esto es un caso único. Nunca se había visto que una nación con la cantidad de reservas de crudo que poseemos nosotros, atravesara por esta crisis. Los ejemplos más cercanos son africanos: Somalia o Yemen, donde guerras civiles diezmaron su capacidad de producción y sistema político. O alguien más cercano como Haití. Que son estados fallecidos que dependen de la ayuda internacional para poder sobrevivir.
¿Qué habría que hacer para lograr lavarle la cara a nuestro país?
-Lo primero es salir de este sistema de gobierno. El próximo gobernante que llegue a Miraflores debe entender que su período será de transición y de trabajar para sacarnos de este hueco. Me recuerda al presiente Paniagua en el Perú luego de la salida de Fujimori. Él procuró que la estabilidad política de su país se restaurara. Quien venga aquí debe trabajar porque Venezuela recupere su confiabilidad económica y política. Asegurar el bienestar de sus ciudadanos y abrir las puertas a empresarios que estén dispuestos a invertir.
Al lograr esto, ¿podrían regresar los miles de venezolanos que se han ido a otros países?
-Yo acabo de volver de Estados Unidos, y me reuní y encontré con muchos compatriotas que se sienten nostálgicos. Tristes por la situación que atraviesa nuestro país. Yo estoy seguro que muchos de los que se fueran volverán si las condiciones cambian aquí. Pero también sé que un joven profesional que luego de irse, pasa años en afuera, escala en su trabajo gracias a sus logros y conseguí proveerse de una estabilidad no volverá. Por eso, es importante que trabajemos porque nuestros ciudadanos tengan la certeza de que volveremos a ser una nación próspera y productiva.
¿Qué le diría usted a los venezolanos?
-Que el cambio está más cerca que hace un año. Estoy seguro de eso. Y cuando llegue, tendremos una renovación política y económica acorde a estos nuevos tiempos. Yo espero que nuestros próximos gobernantes observen y entiendan que Venezuela es un país que va más allá del petróleo.
2016-05-15