Izquiel Stefany|[email protected]
Era ya la media noche del domingo, cuando en la víspera de su cumpleaños número 26, Yuliana Clemente, quien dormía junto a sus tres hijos en un anexo de la casa de su abuela, escuchó un golpe en la ventana. Al incorporarse de la cama sólo sintió un líquido en su cuerpo y a medias pudo divisar vidrios rotos y llamaradas que iniciaban y se expandían por el pequeño cuarto.
Ante el instinto de huir del peligro y sacar a sus hijos del lugar, buscó desesperadamente las llaves en el sitio donde siempre las colocaba como “medida de seguridad”, detrás de la puerta, pero estas no estaban allí.
El calor era abrasador, el humo se acumulada y penetraba en los pulmones de la madre y sus tres criaturas asfixiándolos poco a poco, mientras las llamas voraces hacían arder sus cuerpos.
Los gritos ahogados que salían de la garganta de la casi asfixiada madre que luchaba por preservar la vida de los cuatro, llegaron a los oídos de los vecinos.
Minutos después de una batalla de la que nadie resultó triunfador, los habitantes de Merecure en Caucagua, lograron sacar a la familia aún con "pulso vital", pero este no sería el resultado definitivo del siniestro. Camino al hospital de Caucagua, Aranza Salazar Clemente, de 2 años de edad, la menor de los tres hermanos, respiró su último aliento de vida.
Abraham Clemente Salazar, de 6 años, y quien tenía limitaciones físicas, falleció junto a su hermano Aaron de 3 años al poco tiempo de haber ingresado al hospital El Llanito, donde los llevaron porque en varios centros de salud no habían los insumos necesarios para asistirlos. Tenían 80% de su cuerpo quemado.
Yuliana fue la única sobreviviente, pero tiene quemaduras serias en las caderas, espalda y orejas.
Obsesión enfermiza. Mientras Yuliana y sus pequeños hijos eran trasladados a los distintos centros de salud, el criminal que provocó el incendio que arrebató las vidas de los infantes, estaba a punto de ser linchado por la comunidad.
Funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), llegaron al lugar e identificaron al asesino como Emilio Lugo, de 60 años de edad, lograron su detención y evitaron el linchamiento, pero su historia de “obsesión amorosa enfermiza” quedó al descubierto.
La comunidad conocía un secreto a voces que no planeaba ocultar, rápidamente explicaron que Lugo estaba “enamorado” de Yuliana, al mismo tiempo que mantenía una relación con la abuela de ella, razón por la cual, la joven rechazó al sexagenario en todo momento, incluso no le recibió un regalo que le llevó ese día por su cumpleaños para no alimentar más la ilusión del sujeto.
Existe la versión que señala a la abuela de Yuliana como cómplice del ataque "perpetrado", pues las llaves de la habitación aparecieron miste- riosamente debajo del colchón quemado.
Emilio Lugo, fue trasladado al centro de retención de la división del Cicpc de Higuerote, donde estará recluido hasta ser presentado en el tribunal para que el Ministerio Público lo impute por homicidio en primer grado de los tres menores.