Cientos de personas desafiaron este lunes el intenso frío de Chicago y salieron a la calle para exigir a Barack Obama en el día de su segunda investidura como presidente, que decrete de inmediato una moratoria en las deportaciones y "ponga fin a la destrucción de familias" indocumentadas.
"Nosotros también tenemos un sueño: que un día no habrá deportaciones y que todos los inmigrantes serán tratados con dignidad y respeto, que podremos mantener juntas a nuestras familias", dijo el reverendo José Landaverde, uno de los organizadores de la marcha.
Con la ayuda de un megáfono, el pastor de origen salvadoreño arengó a los manifestantes que portaban carteles y marchaban acompañados por la música de una banda juvenil con tambores y trompetas.
Entre los carteles se leía "Moratoria ahora", "Obama entiende, no somos delincuentes" y "No más redadas, somos trabajadores", entre otros muchos mensajes.
La ruidosa marcha recorrió varias cuadras por el centro de la ciudad, desde la Plaza Daley frente al edificio de la Alcaldía de Chicago, hasta la Plaza Federal, donde se encuentran las cortes y edificios con oficinas federales.
En uno de ellos están las oficinas en Chicago del senador demócrata Richard Durbin. Allí los manifestantes entregaron una carta pidiéndole que interceda para que el presidente Obama use su autoridad ejecutiva y decrete la reclamada moratoria.
"El presidente debe actuar inmediatamente, antes de que el Congreso comience a considerar la reforma migratoria prometida", dice la carta.
Añade que "Obama no puede continuar escondiéndose detrás del Congreso, porque es evidente que tiene poder suficiente como para implementar la moratoria, como ya lo hizo con la discreción autorizada a los agentes de Inmigración que detienen indocumentados, y con la acción diferida".
En la carta a Durbin los activistas hablan de un supuesto incremento de las actividades de Inmigración contra los indocumentados en el área de Chicago, "una práctica que confiábamos que se iba a poner fin en esta Administración", argumentan.
Mencionan así redadas realizadas por agentes federales en diciembre contra una fábrica de los suburbios de la ciudad y en una esquina del noroeste, donde fueron detenidos varios jornaleros que posteriormente fueron deportados.
En un acto realizado en la Plaza Federal, que fue abreviado para no exponerse demasiado al frío de doce grados centígrados bajo cero, habló Josefina Mora, la esposa de uno de los treinta y cuatro detenidos en la citada fábrica que quedaron libres bajo fianza, pero que aún así corren el riesgo de ser deportados.
"Obama, tienes familia y sabes lo que significaría que te separaran de ella. Tú tienes el poder de mantener a las familias indocumentadas unidas", dijo la mujer coincidiendo con el acto de investidura que en Washington estaba teniendo lugar también bajo un intenso frío.
Tania Unzueta, de la Alianza de Jóvenes Inmigrantes por la Justicia, recordó en ese mismo acto que en su discurso de hoy el presidente Barack Obama llamó a tener fe en el futuro.
"Yo califico para la acción diferida y puedo tener fe, pero es difícil porque mis padres y el resto de mi comunidad siguen en peligro de deportación. Necesitamos la reforma migratoria, pero antes que haya una moratoria en las deportaciones", reclamó.
Al entregar la carta en las oficinas de Durbin, la activista Emma Lozano del Centro sin Frontera y Familias Unidas dijo en declaraciones a la prensa que "siendo muy optimistas", el Congreso podría aprobar la reforma migratoria en agosto, pero luego se necesitarán al menos diez meses más para implementarla.
Sin una orden ejecutiva del presidente, con el actual ritmo de más de mil deportaciones diarias "tendríamos otras 500.000 personas expulsadas del país antes que se ponga en práctica la ley", señaló la activista.
Durante su discurso de investidura de hoy, Obama dijo que el viaje que iniciaron los fundadores de este país no concluirá "hasta que encontremos mejor forma de dar la bienvenida a los que luchan, a los inmigrantes que aún ven EE.UU. como una tierra de oportunidades". /EFE
(MM)